Se va Cámara, viene Ballesta
El
presidente Valcárcel manifestó recientemente que “Ballesta podría ser un buen alcalde” ¿Quiere decir que se va
Cámara? “Los últimos días de Cámara”,
titulaba un periodista en el diario La Opinión de 26 de Agosto. Se trata de dos
políticos nada ambiciosos, y siempre dispuestos a ocupar el sillón. Cualquiera
de los dos gobernaría “la Ínsula” de
maravilla. Pero Cámara se va ¡Qué lástima que tenga que irse tan pronto!,
diecisiete años, y parece que fue ayer. Se gastó; y todo por no salir a la
palestra. Cuando la
Guardia Civil, a través de la Unidad Central de Operaciones, irrumpía en la
Gerencia de Urbanismo, el Alcalde se ocultó. Estaba viendo cómo era detenido el
jefe de la Gerencia, e imputado el edil del área de urbanismo y “se perdió”.
No es la primera vez que se oculta
en momentos críticos. Es su forma de estar, o de no estar. Recuerdo todavía al
pueblo de Sangonera caminando durante dos horas hasta la Glorieta, para hablar
con su alcalde, pero no estaba. Y en San Esteban, cuando varios
cientos de personas, (defendiendo de forma numantina los restos arqueológicos),
le esperaban, el alcalde nunca fue.
Llevo tiempo dándole vueltas: ¿Por
qué Cámara no recibió a los vecinos?, ¿por qué no se acercó a San Esteban?,
¿por qué no se personó en Urbanismo para dar una explicación a los ciudadanos
que seguían los acontecimientos, perplejos?, ¿por qué se fue a la playa,
dejando el conflicto del trasporte ardiendo?
Tiene que haber un motivo. Pienso en razones psicológicas, o en variables
económicas muy importantes. Este hombre durante tantos años en el poder,
aprendió estrategias, riesgos, pactos… Se sabe todos los trucos ¡Demasiado para
estar y para no estar!
Mientras tanto, las reacciones han dejado al desnudo
el alma murciana: vengadores, compasivos, generosos, hipócritas o empecinados,
los ciudadanos, van emitiendo su veredicto. Cada murciano es un tribunal de
apelación.
Esta mañana, a punto de llegar al
barrio de la Flota, me dice el taxista: Las
cosas están muy mal. Hombre, Manolo, no me
asustes, que quiero pasar este fin de semana relajado. Me habla del Tranvía que
va a la Nueva Condomina. “Mire usted,
mire usted por donde viene el tranvía, trae a cuatro personas, y sabe usted lo
que ha costado?... ¿Y del Alcalde qué me dice?...” “Nada”, le contesto. “Sólo
me encuentro con él en Campoamor durante las vacaciones. Suele seguir el ritual
playero al pie de la letra. Pero este año he observado a un alcalde diferente”.
Ahora, me
dicen, viene Ballesta. Lo hará tan
bien como Cámara. Quien supo montar un aeropuerto en Corvera, casi de la nada;
bien podrá imprimir al municipio un nuevo ritmo, aunque sea sin medios