Rodeado de kikos, he tenido el placer de ver al Cardenal Tonko (¿se escribe así?) clausurar el congreso religioso más importante que universidad alguna haya organizado nunca. En él han participado personas influyentes sobre todo en el terreno de la educación y la sexualidad. Este acontecimiento universitario que fortalece el ideario de la Murcia profunda y de sus gobernantes, al convertir en científico el bagaje religioso, político y cultural; me lleva a comparar la gestión de la UMU sobre relaciones internacionales en los últimos años; y no hay color. Mendoza viaja, congrega, moviliza, predica, recluta y alista; mientras que nuestro mensajero ni motiva, ni estimula, y mucho menos enardece.
En fin, a lo que iba. Murcia ha sido noticia nacional e internacional, gracias a una universidad privada; no tan privada porque recibe las dádivas y el óbolo de las instituciones públicas de la región. Más privada me parece la UMU, a juzgar por los procedimientos utilizados en algunos departamentos a la hora de dotarse de recursos humanos. El catedrático veterano de derecho penal, llega incluso a afirmar que la UMU es la universidad más privada de las privadas. No sé si exagera este eminente profesor, pero lo que sí es cierto es que pasan de padres a hijos, de mandatarios a súbditos y de padrinos a ahijados, las influencias, las plazas y hasta los cargos. Es característica propia del murciano más castizo.
En la UCAM, al parecer, no se investiga mucho, pero se da clase por un tubo, y sobre todo se echa mano de la fe cuando faltan los argumentos científicos. Funcionan las creencias, que lógicamente están por encima de la ciencia, y que dan seguridad, motivación y capacidad de sacrificio, requisitos muy apropiados para desarrollar la tarea docente con eficacia. En la UMU, por el contrario, hay valores, pero apenas hay creencias. Falta fe en quienes ocupan cargos.
El congreso de la UCAM ha venido como anillo al dedo, como bálsamo a la herida y como chocolate al loro. Yo al menos he descubierto la gracia de ser Kiko.
“Totus tuus” diré, como un siervo más, mientras se extiende la amenaza de una pandemia que puede acabar con millones de personas, por obra del Maligno.
Estoy seguro que un día no lejano, la UMU se convertirá en estatua de sal; mientras la obra de los kikos en la colegiata de los jerónimos, siempre pervivirá atravesando la irracionalidad y la intransigencia de los científicos. La religión debe ser lo predominante. Por estas y otras razones que aún no puedo desvelar, he decidido alistarme en esta vigorosa y moderna sociedad, que constituye el baluarte que nos hacía falta.
OTRO SÍEsta columna la escribí entonces, pero el diario La Opinión de Murcia acaba de darnos nuevos datos que cuestionan mi decisión, -tal vez tomada a la ligera-, cuando el Rector de obras Públicas capitaneaba con tanto acierto los destinos de la UMU.
Nunca pensé que el “óbolo de la viuda” modificaría las beatíficas intenciones de los santos padres. Me refiero a Cañizares, Ureña y Monteiro, principalmente, que recibieron sustanciosas donaciones traducidas a miles de euros. De esta manera el providencial donante definía los destinos de la UCAM. Ni siquiera Tarsicio Bertone, mano derecha de Ratzinger, quedaba libre, al parecer, de la influencia del óbolo de Mendoza.
No sin inspiración divina, -me atreveré a decir tras las informaciones recibidas-, los jerarcas de la iglesia cambian la “denominación de origen” de la universidad católica que pasa a ser propiedad de una asociación privada: la de San Antonio; liberando a la diócesis de las cargas ideológico-económicas que conlleva tan conmovedor proyecto.
Pero no le echen la culpa, -si es que se puede hablar así-, a estos "príncipes de la iglesia", sino al que era Ordinario del lugar en los momentos iniciales de universidad tan prestigiosa. La culpa, -de haberla-, la tuvo Azagra, ahora sumido en el silencio más absoluto. De un hombre tan bondadoso y simpático es el mérito de que la UCAM sea de Mendoza.
Y gracias a la “reservada” decisión de este obispo jubilado, pueden graduarse cuantos concejales, consejeros, personas pudientes y regidores de cualquier signo, llamen a sus puertas. Alumnos que, por su dedicación al servicio público, nunca habrían alcanzado en otra universidad el título tan codiciado.
Ahora me asalta la duda: A la UMU, -después de treinta años- le tengo apego; pero en el caso de la UCAM, no puedo negar que me tienta el óbolo de Mendoza, "poderoso caballero es don dinero". Este hombre tiene pasta, y además es influyente como el que más ¿Quién es capaz de trasladar a un obispo? Nadie, salvo Mendoza. Sólo en tiempos del antiguo régimen, el gobernador civil y jefe provincial del movimiento en Murcia, se atrevió a echarle un pulso al obispo, y lo trasladaron. No al obispo, sino al gobernador.
Está todavía por ver, si el "óbolo de Mendoza" ha tocado también a algún regidor civil . Si es así no hay titubeo por mi parte. Me voy a la UCAM.