Durante mi estancia en Centro América, pienso en personajes impúdicos e indecentes. Su prototipo Pinochet-leti ¡Tiene gracia la cosa! Micheletti, llaman al cabecilla; me recuerda a Falconetti. En Guatemala se nos hiela el corazón. Estamos a un tiro de piedra de esos gorilas que disparan a la gente.
Mientras, en España siguen hablando de un tal Ronaldo no tan cristiano, y de un Cristiano Kaká, de rodillas cada vez que mete un gol ¡Otra forma de golpismo, al deporte! Cuando el Cardenal de Tegucigalpa declaraba que no conviene que vuelva el presidente, todas las televisiones lo dieron de forma obligada; ¿dónde había espacio, dónde había tiempo, para apoyar de esta forma a quién ahogó la canción? La crisis de Honduras parece llamada a morir en un callejón sin salida. Eso sí, poniendo a Dios por testigo tanto Zelaya como el Cardenal. Y en medio del ruido, los cooperantes murcianos llevan a cabo un trabajo inestimable y silencioso.
He conocido de cerca la situación de los indios mayas, y soy testigo de cómo poderosos regidores, arrojaban a los indios de sus tierras porque “las hemos comprado; y aquí están las escrituras”. Eran estadounidenses, canadienses, brasileros o europeos, pero con un mismo objetivo: dominar vidas y haciendas.
Los habitantes de muchos poblados se resistieron: La tierra es nuestra. Aquí vivieron nuestros padres y nuestros abuelos...
-No tenéis escrituras de propiedad. Nosotros hemos comprado la tierra…, decían estos “bienhechores”.
- Pero ¡si la madre tierra no se puede comprar...!
Muchos de entre quienes plantaron cara a los nuevos amos, murieron. Ahora el patrimonio natural de los indios, es una factoría de hacer dinero. Las empresas extranjeras se incautaron del territorio, mientras los indios, ya sin tierra, viven hacinados en inmensos cinturones de miseria que rodean las ciudades.
Pienso que el tiempo también es un territorio. A cierta edad, el tiempo que te queda por vivir es tu único patrimonio. Me rebelo contra estos “libertadores”. Yo grito, tú rezas, él canta.
Mientras, en España siguen hablando de un tal Ronaldo no tan cristiano, y de un Cristiano Kaká, de rodillas cada vez que mete un gol ¡Otra forma de golpismo, al deporte! Cuando el Cardenal de Tegucigalpa declaraba que no conviene que vuelva el presidente, todas las televisiones lo dieron de forma obligada; ¿dónde había espacio, dónde había tiempo, para apoyar de esta forma a quién ahogó la canción? La crisis de Honduras parece llamada a morir en un callejón sin salida. Eso sí, poniendo a Dios por testigo tanto Zelaya como el Cardenal. Y en medio del ruido, los cooperantes murcianos llevan a cabo un trabajo inestimable y silencioso.
He conocido de cerca la situación de los indios mayas, y soy testigo de cómo poderosos regidores, arrojaban a los indios de sus tierras porque “las hemos comprado; y aquí están las escrituras”. Eran estadounidenses, canadienses, brasileros o europeos, pero con un mismo objetivo: dominar vidas y haciendas.
Los habitantes de muchos poblados se resistieron: La tierra es nuestra. Aquí vivieron nuestros padres y nuestros abuelos...
-No tenéis escrituras de propiedad. Nosotros hemos comprado la tierra…, decían estos “bienhechores”.
- Pero ¡si la madre tierra no se puede comprar...!
Muchos de entre quienes plantaron cara a los nuevos amos, murieron. Ahora el patrimonio natural de los indios, es una factoría de hacer dinero. Las empresas extranjeras se incautaron del territorio, mientras los indios, ya sin tierra, viven hacinados en inmensos cinturones de miseria que rodean las ciudades.
Pienso que el tiempo también es un territorio. A cierta edad, el tiempo que te queda por vivir es tu único patrimonio. Me rebelo contra estos “libertadores”. Yo grito, tú rezas, él canta.