"Grupo de los 40", le llamamos al principio, porque éramos 40 exactamente los comensales aquel día en “la Bruja”. Después llegamos a ser más de cuatrocientos con motivo de una plataforma. Ahora podemos hablar de Grupo estable.
No aspiramos a un cargo, ni a conseguir prebendas, ni siquiera protagonismo alguno; lo cual nos hace insumisos, críticos con todos los vendedores de humo. En nuestras filas hay ilusionados, recelosos de los políticos y de los banqueros, personas con ideas diferentes, pero coinciden en el interés social.
Somos amigos, tenemos amigos, y ese es nuestro principal patrimonio; y en muchos casos el único. Pero algunos tienen también enemigos y eso les honra. Nuestras reuniones son de amigos que además del placer de estar juntos, tratan de poner en común algunos aspectos de la vida social y cultural, que necesitan de un abordaje nuevo.
El carácter radical de la crisis pone de manifiesto que lo que está en juego son las ideas más incuestionables, el horizonte de nuestros significados, nuestra comprensión cotidiana de la vida. Lo que está en juego es nuestra propia supervivencia como ciudadanos.
La investigación del comportamiento humano, pone de manifiesto que la fuerza de quien de verdad cree en algo con el corazón, es enorme, y muy superior a la que sólo se basa en el raciocinio. “Pueden, porque creen poder”, dirá Virgilio con más razón que un santo.
