Ya no se trata de un hecho individual como pudo serlo en otros momentos, sino de un grave problema social que amenaza como una epidemia prácticamente a todos los sectores de la población activa, que tienen que enfrentarse a una nueva fuente de tensión por el miedo al despido laboral. La cifra de cuatro millones de parados (24-4-09) constituye un rotundo fracaso de la gestión política y económica.