miércoles, 13 de mayo de 2009

UN RECTOR DE CUERPO ENTERO

Dimensiones: 2.40 x 2.00
Inmenso, infinito, hermoso, genial…, así es el Cuadro. Y, ¡lo que son las cosas!, retrata y perpetua, precisamente, a un personaje sencillo, sobrio, desinteresado, natural… A partir de ahora habrá que ir de vez en cuando a Convalecencia, aunque sólo sea para contemplar al rector del Cuadro, con mayúscula. No en vano es de cuerpo entero: mide 2.40 x 2.00, según me dicen los encargados de la exposición. Es decir, tan grande como la gestión de ese rector.
Pienso que no debe pasar desapercibida esta Obra Pública. Ya estuvo expuesto en el Museo de la Universidad, pero muchos esperamos con ansiedad que lo cuelguen. Debe estar cuanto antes en el lugar más digno de la UMU.
Una nueva ruta de peregrinaje se abre para viajeros, bohemios y adictos al análisis no tanto de las obras de arte, sino de los personajes inmortalizados en ellas ¿Es posible viajar a París y no ver la Gioconda? Creo que no me equivoco al afirmar, que en adelante será prácticamente imposible visitar la Universidad de Murcia sin ver el Cuadro.
¡Míralo, y dime qué ves! Se agolparán en tu mente imágenes sin cuento, referidas a la gestión económica, creación de nuevas plazas, promoción presurosa de los más fieles…, como nunca había ocurrido hasta entonces. Todos somos deudores, no cabe la menor duda, de quien pasó por estos sotos con presura, y yéndolos mirando, vestidos los dejó...
Alguien, -muy listo él-, graduado en Harvard, me habla del tamaño de los demás cuadros, ahora en situación de inferioridad; de la gestión de otros rectores que también hicieron aportaciones inestimables..., pero no hay color. Rector con mayúscula sólo hay uno en esa Galería, para enojo de politeístas.
Miro de nuevo el Cuadro y sonrío casi sin darme cuenta, casi alegre, algo aliviado. Y mi sonrisa me acerca más a los cientos de universitarios bienintencionados, capaces de apreciar
lo grande, lo bueno, lo bello.
Perdimos un rector como se pierde un pájaro, como se roban rosas rojas; pero nos queda el Cuadro. El personaje, -hoy travestido en político-, pasará a la historia por engrosar las arcas de la universidad pública. Nunca abandonó la hacienda. Bien merece ahora un cuadro de tales dimensiones.
Le perdimos como se pierde el tiempo, porque estaba de dios. Y un pájaro dejaba de cantar en este bosque, donde danzan los ecos de tantas voces doctas. Pero nos queda el Cuadro. Esta vez de cuerpo entero.