Son las 10.30h. de hoy domingo 23 de Agosto. Estoy desayunando en Campoamor “como un canónigo”. Pero una rutina impropia, interrumpe mi estado de ánimo placentero: suelo ojear los periódicos mientras tomo las tostadas con zumo y café con leche. Esta vez empiezo por El Mundo (en el que escribo), sigo con El País (que es el que compro), y finalmente leo La Opinión (que es mi periódico regional). Pues bien, a lo que voy, tres titulares en portada de La Opinión, al final “me dan el desayuno”:
PRIMER TITULAR: “El obispo pretende transmitir el espíritu Obama”. Se me atragantan las tostadas con aceite ecológico virgen extra, de gusto y complacencia en un primer momento. Pero conocedor de los escritos bíblicos, modestamente tanto como el nuevo ordinario del lugar, pienso que no es posible. “Nadie da lo que no tiene”, dice el texto sagrado. Y este obispo no tiene el carisma ni las ideas de Obama. Que es una buena persona, no lo dudo. Que viene a unir a pobres y ricos, lo ha dicho. Que cuenta con la bendición del influyente Mendoza, lo sé. Que sin el dueño y señor de la UCAM, no sería Lorca Planes obispo de Cartagena, lo afirmo. Si este buen hombre ha sido “nombrado” por Mendoza, es imposible que pueda transmitir el espíritu Obama. Cada uno ha de presentarse como lo que es, y esa referencia a Obama adultera el mensaje. El adulterio siempre encierra un engaño. Y, lo más grave, el adulterio es pecado.
SEGUNDO TITULAR: “Rajoy pasea con su esposa por la playa”. Ilustra este titular, una foto del próximo presidente del gobierno, en bañador. Es un bañador de marca, pero rancio y obsoleto. Pienso que para decir las cosas que este hombre dice desde la playa, no puede hacerlo con ese bañador. Y ¡vaya veranico que nos han dado! Nunca pensé que vendrían del mar mensajes tan inquietantes: Marbella, Pontevedra y San Pedro del Pinatar ocupan la escena. Lo que dicen, tiene que ser cierto; al menos yo me fío de Cospedal, de Arenas, de Rajoy y hasta de Zapatero. Pero no estoy de acuerdo con los políticos inoportunos que interrumpen el placer del verano, llenando las vacaciones de interrogantes.
TERCER TITULAR: “Zapatero es cuanto menos, cómplice de los Torquemadas”. Quiere decir que existe la Inquisición, y por supuesto que hay víctimas. Son palabras de Don Mariano Rajoy, que no se corta un pelo. Y si lo dice, es que tiene pruebas. No me cabe la menor duda que las presentará ante las instancias pertinentes, de forma apremiante. Mientras tanto, “este paseo es genial. Me ayuda a desconectar, camino, me baño, y cuando ya me estoy yendo, siempre me cae la foto de algún turista”, dice el bueno de don Mariano ¡Anda que como se enteren los Torquemadas que lo pasa bien!
Completo mi información con la entrevista que viene en páginas interiores de La Opinión. En ella queda patente quienes son los inquisidores, los espías y los difamadores. Si es verdad que fiscales y policías hacen eso, ¿a quién acudo con mi problema? Si Zapatero es “cuanto menos cómplice”, ¿en adelante a quién voto? Ya le voté entonces por sus cejas, por lo de Irak, por el Barsa, y poco más. Pero a partir de ahora, no me seduce ¡Mira que espiar a Don Mariano! ¿Y a Trillo? ¡Hay que ser cotilla para espiar a un cadáver político!
¿Saben qué?: No pienso votar más a ZP. Y ¿qué hago? A Cospedal no puedo, sería legitimar la alarma social. Ya lo tengo: abstenerme. Ellos serán culpables de este inusitado comportamiento electoral. Pero no es de recibo que los políticos no me dejen tranquilo en vacaciones. Los currantes necesitamos descansar y desenganchar de proclamas que adulteran la realidad. Y como queda dicho, el adulterio es pecado.