Al final del verano vuelve la misma cantinela a las oficinas y los medios de comunicación: la supuesta aparición de lo que se ha dado en llamar síndrome post-vacacional. Es verdad que la vuelta al trabajo después del verano, comporta un cierto desajuste y la necesidad de readaptarse durante las dos primeras semanas, sobre todo porque hay que recuperar los ciclos habituales de sueño, alimentación y relaciones sociales. Pero, dicho esto, quiero subrayar que el síndrome post-vacacional es una invención frívola de profesionales lights. Un psicólogo convencional, dirá que todo se debe a un cambio importante, un evento de vida. Pero no es eso, no es eso.
La vuelta al trabajo no comporta nuevos problemas, sino encontrarse con el problema que se dejó. De nuevo te encuentras con una situación que no produce precisamente satisfacción. Los resultados de las Encuestas sobre el regreso de las vacaciones, señalan un dato que vale la pena subrayar: los españoles romperían con su jefe, si no tuvieran limitaciones económicas. “Quiero al jefe fuera de mi vida”. Este es el principal motivo del síndrome post-vacacional. Por lo tanto no se trata de la vuelta de vacaciones sino del trabajo en sí. El retorno de las vacaciones devuelve a un 36% de trabajadores de la Región de Murcia a un ambiente hostil, según investigaciones realizadas por nosotros. Quiere decir que viven con estrés, síndrome del trabajador quemado o burnout, y en algunos casos mobbing. Por el contrario, si una persona desempeña su actividad laboral en unas condiciones adecuadas, y es valorado por la organización, y especialmente por sus directivos, no creo que le cueste mucho incorporarse al trabajo.
En este sentido, las empresas tienen la grave responsabilidad de crear un ambiente favorable. Los directivos deben cuidar las condiciones en que tiene lugar el desempeño de la actividad laboral antes y después de las vacaciones. Este -mal llamado- síndrome post-vacacional sólo aparece en aquellas personas que ya tenían problemas laborales antes de las vacaciones, y la vuelta al trabajo se les presenta angustiosa.
Por otro lado, la causa del referido síndrome tiene lugar en otra área de la vida: la Familia. Durante las vacaciones salen a la superficie de forma súbita problemas que ya existían, sobre todo en las relaciones de pareja. ¿Sabías que después del verano es cuando tiene lugar el mayor número de separaciones y divorcios? En muchos casos, las vacaciones se convirtieron en un problema, marcado especialmente por la preocupación, y el aburrimiento. Estas personas estaban ansiosas por volver, y la adicción al trabajo se convierte ahora en una coartada para no pensar en el problema familiar.
No hay recetas para superar el síndrome, si no es plantando cara al problema de fondo. Es necesario pararse a pensar.