Siempre que su imagen aparece en televisión o habla en la radio, da la sensación de que acaba de celebrar un pontifical y se dispone a impartir su bendición apostólica. No comunica estrés ni ajetreo descontrolado, sino actividad incesante, ininterrumpida, y siempre con sentido trascendente. Extremadamente habilidoso, con unos ojos grandes capaces de hipnotizar a los incautos, y un verbo suelto y complaciente pero de rancio abolengo que trasmite un subliminal mensaje: el poder sigue siendo propiedad de la derecha...
No me estoy refiriendo al obispo de Mondoñedo, y a su trabajo continuado en “defensa” de los matrimonios gays a lo largo del verano. El hombre al que me refiero se llama José Bono Martínez, y es actualmente ministro de Defensa del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Se trata de un hombre “bono”, como su nombre indica, y también un gobernante eficaz. Pero a mí particularmente, el ministro de defensa se me antoja una reencarnación del espíritu de la Escuela Nacional Católica, es decir de aquellas gentes que representaron y siguen representando en la memoria de muchos lo “mejor”, que este país ha dado”... mi padre era falangista, yo soy socialista; pero yo no soy mejor que mi padre”, ¿Qué nos quiere decir Bono? ¿El contenido del cambio será hacerse falangista?
Hace unos días, hizo unas declaraciones utilizando una frase latina “HOMO TAMEN..., y sin embargo hombre”, para hacer un panegírico del cardenal de Toledo que acaba de morir a los ochenta y tantos años. Don Marcelo González es un ejemplo a seguir, según se desprende de las palabras de Bono. Ya lo gritaba entonces los falangistas, guerrilleros de Cristo Rey y demás partidarios del dictador en el entierro de Franco, presidido por el obispo fallecido: Don Marcelo es el “obispo de España”, al tiempo que exigían “Tarancón al paredón”, refiriéndose al cardenal de Madrid.
Dónde estaba Bono cuando estos acontecimientos tenían lugar en España, y el TOP sancionaba a cuantos tenían la osadía de cuestionar al Autócrata, bendecido y apoyado hasta su entierro por el bueno de don Marcelo y ¿ también de su “monaguillo bono”?. Nadie duda de la virtudes del arzobispo fallecido, ni mucho menos de las del ministro de defensa, pero llama poderosamente la atención que el discurso del ministro se parezca bastante al del presidente de la Conferencia Episcopal y muy poco a las intervenciones del Presidente del Gobierno.
Se necesita mucho valor para pronunciar ciertas palabras hoy en día desde el partido del cambio. Bono, después de licenciarse en la Universidad de Deusto en el setenta, llegó más tarde al PSOE de la mano del profesor Tierno, pero, por lo visto, no acaba de encontrar el lugar, el momento y la medida. Pienso que hoy por hoy el partido socialista le queda pequeño a Bono. Entre las gentes de derechas y las de izquierdas, -utilizo la terminología convencional-, hay una diferencia que considero importante: los primeros tienen una memoria familiar, los segundos colectiva. Señor ministro, con el debido respeto, ya que nos recuerda la frase latina tan divulgada “HOMINES TAMEN” a propósito de don Marcelo, yo, ciudadano de a pié, con la expectativa de reforma que nos trajo Zapatero el 14M, tengo el atrevimiento de decirle, también en latín: IN HOC NON LAUDO.
Nota: "En esto, no te aplaudo" El Ministro Bono tuvo la gentileza de contestar este artículo publicado en varios medios.