martes, 19 de agosto de 2008

EL ALCALDE NOS QUIERE “APARCAR”


La única fama injusta que tiene Cámara es la de buen alcalde. No es bueno, es absolutamente maravilloso. Gracias a él, yo tendré un aparcamiento junto al Corte Ingles. En esta Murcia “canalla” siempre dispuesta a desprestigiar las buenas intenciones, no es fácil sobrevivir a la reputación de buen alcalde, sobre todo después de varios mandatos. Cámara sí; ya ha pasado a la historia. La nueva Condomina, y sobre todo los Aparcamientos de la Libertad y de San Esteban lo han catapultado en la memoria de varias generaciones. Yo al menos, lo recordaré siempre: firme en sus principios, defendiéndose hasta la extenuación de la participación de los vecinos, pero silencioso al mismo tiempo; aparentemente triste, víctima de críticas infundadas, pero con “química” en sus relaciones con los promotores de la construcción.
El taxista tenía razón. Me explicó que los murcianos nos quejamos de todo, que tenemos una mentalidad provinciana, que no somos capaces de entender que los promotores hagan su agosto, para que el Ayuntamiento pueda dedicarse a temas más serios… Imaginé a los periodistas incordiando al concejal de Fomento a propósito de la concesión del proyecto a un constructor-político de Orihuela, o sobre las 14.000 solicitudes de los vecinos de la zona. De acuerdo con la versión del taxista, los empresarios de la construcción son más organizados que el Ayuntamiento; y los que quieran una plaza de garaje, deben solicitarla ahora a las empresas concesionarias, que siempre serán más equitativas que el ayuntamiento.
¿Qué insinúa?, le dije. No insinúo nada, lo que le digo es que bastante tiene el alcalde con sus múltiples visitas, entrevistas y reuniones, como para encima estar pendiente de las quejas y escritos de los vecinos. El hombre tenía una opinión personal sobre el polémico aparcamiento. Lo comparó con la feria de Septiembre. Recordé entonces los caballitos, la noria, los toboganes y especialmente el número de la suerte en la tómbola. Y esto me ayudó a tener las ideas claras.
No es cierto que la Comisión técnica haya hecho las cosas mal, después de emplear más de 45 factores de evaluación diferentes; sino que la Junta de Gobierno, aún teniendo en cuenta el informe de los técnicos, a la hora de adjudicar los proyectos no puede controlar el factor suerte. Al menos así se ven las cosas desde el “chalet adosado” también en territorio de Orihuela. Sobran las querellas y las imputaciones de amiguismo y de irregularidad. Repito, todo se debe a la suerte.
Sin ir más lejos, yo he tenido suerte; y sea cual sea el desenlace del enfrentamiento entre partidos, mi plaza está garantizada. Confío en el Alcalde; este hombre es un ejemplo a seguir: su silencio en momentos críticos es garantía de imparcialidad; mientras quienes hablan demasiado del tema, posiblemente oculten intereses inconfesables.
Me gusta el alcalde, no tanto por lo que dice sino por lo que calla. Es difícil escribir esto, dada la situación en que se encuentran los demás vecinos de la zona, aspirantes también a una plaza de garaje. Ojalá alcancen su objetivo y dejen de una vez de firmar papeles, molestando a quien disfruta de unas vacaciones tan merecidas. Comprendo su incomprensión, porque Cámara ha creado un personaje con gran variedad de roles, y esto a veces confunde. Con la engañosa austeridad de gestos, su prestancia corporal, y las famosas miradas oblicuas hacen de él una persona cercana y enigmática al mismo tiempo. Hay que mirarlo bien para verlo de cerca.
En el conflicto de los aparcamientos, mi criterio es claro: confiar en el Alcalde. Porque en el fondo, Cámara nos quiere “aparcar”.

Publicado en La Verdad