jueves, 26 de agosto de 2010

EL CONSEJERO BALLESTA

Si escuchas a este personaje hablar, devienes de inmediato en una vida ejemplar.

“Creo en la vida eterna”, dice en la entrevista de Antonio Arco, el Consejero de Obras Públicas. Y es que está predestinado a seguir manejando el presupuesto desde el Más Allá.

No le gusta el poder, pero es su sino. Un hombre que administra tan escrupulosamente los dineros públicos (consúltese la cuenta de resultados de la UMU, durante su mandato), ha de tener siempre un cargo.

“Soy un hombre feliz” dice más adelante, sin ningún pudor, el Consejero de Moda. Pero un Rector no puede ser feliz; y el personaje que nos ocupa, -hoy travestido en político-, jamás podrá alcanzar la “felicidad”. Otro día les explicaré por qué.

En definitiva, una entrevista ñoña y superficial: ¿La felicidad? ¡Qué cosa tan superficial! Y encima, el rector de obras públicas se presenta como peligroso: “Es temible, cuando se sale de madre”, dice.

Todo apunta a una vida ejemplar. ¡Lo que faltaba!

jueves, 12 de agosto de 2010

El PSRM, como problema

Lo que puedo decir del libro sobre el centenario del PSRM es poco, porque no lo he leído. Al parecer se trata de un libro de historia que “pasará a la historia” sin pena ni gloria. Es un error, por tanto, abrir un debate sobre su contenido; y mucho más torpe aún, polemizar sobre si Pedro Saura dio su “bendición” a tan inusitado mamotreto.

Este libro aparece como expresión de la libertad individual de unos militantes de ese partido, que están en su derecho de escribir lo que quieran. Si la firma de Saura es calificada de bendición”, también está en su derecho bendecir. Los que disienten del contenido del libro, y hasta les molesta o les irrita, pueden escribir otro, sin bendición esta vez. Es la mejor forma de dejar constancia de lo que se ve y no se dice. No es de recibo querer acallar opiniones, parcialidades, incluso errores, por el simple hecho de juzgarlas inexactas, incompletas o interesadas. Sobre todo teniendo en cuenta que el llamado “libro de Ovejero, aunque con el logotipo del PSRM, no es un libro “oficial”.

Pero el problema del PSRM no es el libro, sino algo más importante y urgente. Vivimos en una sociedad anestesiada y desinteresada de todo lo ajeno, e incluso de lo propio cuando requiere posturas claras y de compromiso; y urge que una organización política, con vocación de gobierno, presente Propuesta de Futuro capaz de responder a esta situación insostenible. Sobre todo teniendo en cuenta, que el poder regional se ha convertido en un sistema muy parecido a un régimen político donde el poder y la sociedad son una misma cosa. Sólo, que la sociedad es cautiva del poder.

El PSRM era la formación política llamada a realizar el cambio, pero no está a tono, no está en forma. El problema es que ni con Saura, ni sin Saura “tienen mis males remedio”. Se discute ahora quiénes deben ser los candidatos a las próximas elecciones, (Saura, en un gesto lleno de sabiduría, ya se ha quitado de en medio para que surjan “los mejores”). Pero ¿cómo encontrar a “un Tomás Gómez”, o a “otra Trinidad Jiménez”, sin tener que pasar por la Moncloa? En cualquier caso, los nuevos “libertadores” deben saber que el PSRM no es de ellos: El partido socialista no es vuestro, o mejor no es sólo vuestro. Es del pueblo de Murcia. Es el instrumento que tenemos para que vuelva la esperanza. Lo afirmo, ¿no puedo yo afirmar?, aunque nunca fui hombre de partido, y he actuado siempre desde planteamientos libertarios.

El problema del PSRM es que apenas hay partido. Es necesario hacer muchas cosas antes de presentarse en sociedad con garantía de éxito ¿Dónde están los recursos materiales, económicos y humanos? En lugar de precipitar la caída del Secretario General, que no produciría ningún relevo, ¿por qué no se plantea un proyecto con gente con ideas, ajenos al aldeanismo murciano, comprometidos con una nueva economía y una nueva cultura? El problema no son los candidatos, (aunque también).

En cuanto a los recursos humanos, dejaré salir mi “deformación” profesional: Cada uno es lo que hace, y está demasiado claro lo que algunos son capaces de hacer. De esto me hablaba José Ramón Jara ¡Ah, cuánto le echaré de menos! ¿Sabéis por qué? Porque no quería poder, ni cargos, ni honores; y despotricaba, -al menos en privado-, contra mediocres y aprovechados, que son legión. Son demasiados los políticos –de distinto signo- en esta región, que se han acostumbrado a vivir del cargo, y que desde el poder copan organismos, asociaciones, universidades, tradiciones, cultura, deportes…, y lo peor es que están dispuestos a todo, con tal de mantenerse en el cargo.

“¿No ha de haber un espíritu valiente?”, (me recuerda Manolo Esteban). “¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha decir lo que se siente?”. En vez de abrir un debate intrascendente sobre el dichoso libro, busquen un socialista capaz de impulsar el cambio de estilo. Muchos estarían encantados de contribuir a este cambio.