miércoles, 26 de febrero de 2020

 

Shakespeare y el Aceite de Oliva



Hoy quiero proponerte algo: Un buen desayuno es fundamental, sobre todo teniendo en cuenta el estrés y los problemas que tienes en el trabajo, en tu familia y en las relaciones sentimentales ¡Escúchame bien!, llevas una vida muy acelerada, y el estrés puede acabar pasándote factura.

Yo tengo muy claro lo que hay que hacer. Primero, dile a esa persona que te pisa el callo: “Mi médico me ha dicho que no tome disgustos”. Después, cuida el desayuno. Debes tomar tostadas con aceite de oliva virgen extra, a ser posible ecológico. Algunos de mis amigos lo toman, diariamente; y desde entonces ¡mano de santo!, se sienten bien y pueden con todo. Yo les auguro diez años más de vida (hasta los 75). Claro que hay un secreto que voy a desvelar porque me interesa tu salud, también la psicológica: Se trata de poner más cantidad de aceite que de tostadas.

Ahora piensa un poco en las tostadas, que la cosa también tiene su intríngulis: las tostadas constituyen la delgada línea que separa a miles de jóvenes solteros de la muerte por inanición. Cuando algunas madres le dicen a sus chicos que hagan tres comidas al día, a menudo se traduce en tres rebanadas de pan de molde bronceadas en la tostadora, con diversos y grasientos ingredientes; claro que no le ponen aceite de oliva, ecológico, virgen extra.

Yo prefiero el pan normal, -no de molde-. Y no acabo de entender por qué algunos le quitan la corteza al pan. Estas personas ignoran dónde reside el verdadero placer. La gracia de las tostadas está en que sean crujientes, costrosas y crustáceas. Puede que hacer tostadas parezca fácil, pero no lo es; y esa es la razón de que nadie pueda hacerlas como a ti te gustan. Si están frías, son algo muy triste, y nos ofrecen una pequeña visión de la muerte, de algo que has conocido cálido y reconfortante, y ahora está frío y rígido.

Si este pensamiento te deprime, mete otro par de rebanadas de pan blanco, -el pan moreno no es tan bueno como lo pintan-, bien doradas, crujientes al tacto, y a continuación empapadas en aceite. Y es la razón de que los solteros prefieran las tostadas con aceite, a la cocina de los restaurantes. 


Desayunar tostadas con aceite de oliva, es como leer a Shakespeare, que no cansa nunca.