El
Fin del Mundo
Según los indios mayas, el fin del mundo
tendría que haber ocurrido en 2012. Lleva retraso. Pero de alguna manera, tal
como van las cosas, estamos haciendo bueno el anuncio de los mayas.
La madre de todas las bombas, las armas
químicas y la amenaza de bombas nucleares, son signos de este prodigioso porvenir. Tenemos unos políticos fantásticos. Prometían llevarnos a la tierra de
promisión, pero vamos camino del abismo. Cada día reducen el poder
redistributivo del Estado, revocando importantes aspectos del bienestar. Es el
fin del mundo; de este mundo que con tanto esfuerzo hemos venido construyendo
durante varias décadas.
Nunca he podido soportar el odio, y sin
embargo veo con simpatía las reacciones de algunas personas, que empiezan a
tomarse la justica por su mano. Mientras tanto, banqueros y
políticos proclaman a coro: “Estamos en
el buen camino”. Y sin ningún pudor hacen alarde de una ideología que
declara al mercado como superior al Estado.
Algunas decisiones producen tal desencanto, que explican la reacción de aquellos
a quienes se les niega las
condiciones de existencia.
Durante la “ocupación
alemana” (sic), se habla en exceso de hospitales, desahucios,
deterioro de la educación, suicidio...
Creo, como los mayas, que se acerca el fin del mundo.
Pero espero que sea el de ellos, el fin del mundo de los banqueros, de los
partidos con mayoría absoluta, de la ocupación alemana, de los gobernantes
aprovechados.