lunes, 30 de abril de 2012
viernes, 27 de abril de 2012
domingo, 22 de abril de 2012
Fraude en Bancos y Cajas
Cuando llame el director de la sucursal de tu barrio, ofreciéndote un “producto estructurado”, ¡ojo!, corres el riesgo de caer en la trampa, porque la palabra “estructura” tiene un prestigio enorme.
lunes, 16 de abril de 2012
EN EL LIMBO
Nunca consigo ser de los nuestros. Llevaba razón mi abuelo: “si te significas mucho, al final te quedas sólo”. Karol Wojtyla, de convicciones firmes y poco amante de las dudas, decidió nombrar una comisión teológica con el fin de determinar si existe el Limbo. Ahora, a la vista de las conclusiones, el Vaticano quiere suprimirlo. No me parece bien ¿Dónde se ubicarán sus inquilinos?
De los pocos lugares decentes que hay en el Universo, uno es el Limbo. Está lleno de criaturas inocentes: niños muertos antes de ser bautizados (limbus parvulorum); ancianos con demencia juvenil (limbus infirmorum); y sobre todo seres humanos irresponsables o inconscientes (limbus delinquentium). El limbo es el lugar con la mayor densidad de población del mundo. Estamos hablando, por tanto, de un lugar preciso, imprescindible y serio.
No es un tema baladí el que les traigo hoy. Si Benedicto16, “como dios manda”, disuelve el Limbo, la nueva situación puede tener efectos gravísimos para la sociedad, y muy especialmente para los responsables del Urbanismo.
Desconcertado y confuso, necesito, de forma apremiante, la palabra afable y sabia de Ratzinger, para cambiar mis heterodoxos planteamientos. Mientras tanto, no tengo más remedio que decir lo que me dicta la conciencia: El Limbo existe. Puedo aportar incluso, llegado el caso, pruebas evidentes e irrefutables. Sin ir más lejos, el Rey Juan Carlos está en el Limbo. Por su condición de Rey, tuvo la suerte de experimentar la “gloria”. Después vino el “infierno”, pero afortunadamente no se “quemó”. Ha sido ahora cuando ha conocido el “limbo”. Toda una experiencia psicodélica. Tuvo la desgracia de viajar a Botswana pero “inocentemente”; de ahí su salvoconducto para ir a una morada donde no te reconocen mérito pero tampoco culpa.
Comprenderán que no vamos a consentir ahora que se suprima el “limbo”, aún admitiendo que es ilegal su existencia. Pero nuestro Rey no está sólo; comparte estancia con un grupo numeroso de cazadores y varios políticos. Tienen prohibido hablar para evitar placer o pena.
Yo, rendido ante el poder, abomino de ideas heterodoxas, y me adhiero al discurso único con emoción. Ha caído un Elefante. Me voy al Limbo.
domingo, 8 de abril de 2012
A ESTE ALCALDE, LE FALTA SAL
Lo recordaré siempre, firme en sus principios pero flexible en sus actuaciones, hablador y silencioso al mismo tiempo, con el brazo tendido a los ciudadanos y con la disciplina que conlleva pertenecer a una formación política. También lo recordaré transformado en universitario triste, víctima de los manejos sucios, pero atrevido y peleón; crédulo y desconfiado con la fuerza de su personalidad original. Y el balance final: un perdedor nato debido a su honradez y rectitud. Me refiero al Alcalde de Murcia, al mejor alcalde: Aroca. Presidió el Ayuntamiento durante la transición a la democracia dejando una estela de comunicación y habilidades sociales. Sabía dialogar y delegar, dos habilidades raras en los directivos de nuestro tiempo.
Pero las cosas han cambiado, y ahora nos gobierna otro alcalde, esta vez disímil y dispar, que cuenta con el apoyo de la Murcia profunda, y al mismo tiempo con muchos ciudadanos que apoyan su gestión. Y esto tiene su mérito, qué duda cabe. Nuestro alcalde Cámara ha creado un personaje con gran variedad de roles. Con engañosa austeridad de gestos, su prestancia corporal, y las famosas miradas siempre descendentes hacen de él una persona cercana y enigmática al mismo tiempo. Maneja la sonrisa a cuentagotas y un humanismo a contrapelo, versión inquietante de una ternura soterrada o de un mutismo hostil, ¿quién sabe qué? Estamos ante un personaje muy peculiar y propio, con una carrera política meteórica, pero que “le falta sal”. El carisma, la gracia, el salero y el donaire no parecen formar parte del acervo de este hombre ¡A este Alcalde le falta algo¡
Cuando le oigo por la radio o le veo en televisión me produce sentimientos contradictorios, frena sus posibles excesos verbales pero al mismo tiempo sus intentos de comedia constituyen un contrapunto que lo hacen frágil y vulnerable: ¿a qué viene ese derroche de sal en los balcones del Ayuntamiento ? Arrojar la sal al suelo trae mala suerte, constituye un mal presagio; pregúntenle si no a los más viejos del lugar.
¡Qué lastima, tener que ver al Alcalde desperdiciar la sal, que ahora le falta! Me cuesta creer que este hombre con las capacidades que sin duda alguna debe tener, tirase la sal porque sí, más bien parece que alguien le sugirió que lo hiciera. Y ¿no pensó en ningún momento, que ese gesto suyo hiere y lesiona la sensibilidad de muchas personas mayores que creen en la psicomagia?
De momento y no sé por cuanto tiempo, mi diagnóstico es claro: “A este Alcalde le falta Sal”.