viernes, 3 de abril de 2015



El Mundo Interno del Piloto

Según los datos de que disponemos, se trata de un hombre con una personalidad alterada. Al estrellar el avión en los Alpes, este piloto se está vengando. Lo tenía planificado; posiblemente ya lo  intentó otra vez. Su objetivo no es matarse, sino vengarse, aunque para ello tenga que perecer él también.

Me habéis hecho mucho daño; habéis arruinado mi carrera; os voy a llevar a todos por delante…” Esto es lo que hay en el mundo interno de este  piloto, que en su vida diaria aparecía como simpático e inofensivo.
Pero estamos ante “el loco peligroso”, -que no está loco-, que sigue un ritual de venganza: “la locura inteligente”. No se trata de un suicidio.

Hay muchas preguntas en el aire, y sólo estamos haciendo inferencias. Podríamos  hablar de ideación paranoide. Este joven alemán piensa que le hicieron daño, ¿en su vida laboral?, ¿en sus relaciones sociales? “No puedo confiar en nadie, tengo que estar constantemente en guardia, se aprovechan de mí, tratan de hacerme daño, impiden que progrese en mi trabajo…”

La personalidad es algo muy complejo. Ciertas áreas de funcionamiento psicológico pueden operar de forma normal, mientras que otras no lo hacen así. Precisamente en la formación y en la selección de los pilotos no se tiene en cuenta apenas, la personalidad, ¡inmenso error!  Tal vez porque las alteraciones de personalidad no son propiamente  enfermedades.
Otro tema más apremiante aún es la atención a las familias de los  muertos, para que elaboren el duelo, que puede convertirse en  patológico.
Hasta aquí mi reflexión a las pocas horas de lo ocurrido.

Posteriormente hemos conocido otros aspectos de la investigación que  está llevando a cabo  la Fiscalía. Cabe señalar  la información facilitada por la ex-novia del ya famoso copiloto. Le describe como un hombre "dulce" que le regalaba flores, pero con una obsesión que no le dejaba dormir: su trabajo. "Hablábamos mucho de aviones. Y entonces se volvía otra persona. Se excitaba de repente por las condiciones en las que trabajaba. "Se dio cuenta de que sus problemas le impedirían su gran sueño: ser capitán de Lufthansa".
También recuerda algunos comentarios: "Un día haré algo que cambiará todo el sistema. Y entonces todo el mundo sabrá mi nombre y lo recordará"… “De repente se desbocaba y me chillaba.
Se trata de una persona sin control, que está a merced de sus pulsiones destructivas. No se trata de un enfermo mental, sino de una persona que ha dado cabida al instinto destructivo y a la crueldad”.
No puedo entender cómo algunos profesionales  tratan de explicar lo ocurrido  por una supuesta depresión. La depresión lleva incluso a autolesionarse, pero nunca a hacer daño a los otros. Lo del copiloto no tiene nada que ver con la depresión ni con otras enfermedades mentales. Todo indica que fue premeditado y responde a una personalidad alterada, que  actúa sin tolerancia a la frustración.

No se entendería la decisión de estrellar el avión con 150 personas, sin tener en cuenta que en el interior de cada persona, hay una pulsión (Trieb, en alemán) destructiva. Quiero decir que el individuo humano no es un angelito, y sin una adecuada educación, puede convertirse en la peor de las  fieras.
Al piloto alemán que no lo califiquen   de enfermo mental. Los enfermos mentales no se merecen esto. No estrelló el avión por padecer depresión, sino por la incapacidad de sentir compasión.