lunes, 30 de abril de 2012


A LA CÁRCEL

Niños de 12 y 13 años, detenidos por matar a tiros a un adolescente. Hay 10 arrestados en Madrid, todos menores de edad. Las peleas, dicen algunos vecinos, son habituales en la zona. Otros se quejaban ayer (29 de Abril) de la inseguridad.

El goteo de violencia juvenil, preocupa cada vez más a la población general, y en especial a políticos, educadores, psicólogos y juristas, en el empeño por encontrar nuevos remedios educativos y medidas legales adecuadas. El debate está en la calle entre quienes piensan que hay que castigar más y los que prefieren educar mejor ¿Debemos gastar más en cárceles o en educadores?  En general nadie quiere que la adolescencia sea la edad de la impunidad, ni se discute que los adolescentes sean responsables de sus actos. En lo que sí discrepamos es en qué hacer con ellos. Más que los comportamientos, llevados a cabo por algunos chicos, lo que está llamando la atención es una realidad familiar subterránea que aparece cuando son los propios padres quienes  denuncian a sus hijos.

Los chicos de hoy reciben mucho sin dar nada a cambio. No aceptan un “no” por respuesta porque están acostumbrados a que siempre les digan que sí. En algunos casos son los que mandan en casa; el antiguo autoritarismo de los padres ha sido sustituido por el de los hijos. Y ¿por qué?  Estamos en una sociedad donde el grado de contaminación es muy alto; no sólo están ciertas situaciones familiares sino también los sistemas de valores, las creencias o planteamientos filosóficos –si es que se les puede llamar así- que dejan a muchos chicos desprotegidos y expuestos a los efectos de medios desfavorables. Además se les hace un flaco favor sobreprotegiéndoles. No se les enseña a luchar contra los desafíos de la realidad, y a la mínima frustración el chaval se hunde  o reacciona con violencia.

Hay que tener en cuenta, que la adolescencia es una etapa crucial en la vida, y constituye un período muy complejo. Ya Sócrates habló de los adolescentes haciendo referencia a su carácter conflictivo: “Los adolescentes están preparados para contradecir a sus padres, monopolizar la conversación, comer glotonamente y tiranizar a los profesores”. Pero quizás no se ha tenido en cuenta suficientemente la prodigiosa riqueza de esta edad, el poder de estructuración de estos insaciables ensayos, así como la relativa pobreza de lo que le ofrece una sociedad adulta organizada, vigilada y comercializada. Y todo ello en unos momentos en que el ritmo de los cambios sociales se ha acelerado de tal manera que las diferencias generacionales son más que meras diferencias de desarrollo.

Es verdad que en todas las épocas los adolescentes han sido un problema, pero en la sociedad  actual, su situación es especialmente crítica. Hay más chicos violentos, la frecuencia de suicidios ha aumentado y el consumo de sustancias está incrementando la aparición de personalidades de tipo agresivo.

Sería demasiado fácil culpar a los adolescentes, cuando ellos son las víctimas de un malestar social y de un malestar familiar que evidentemente existe ¿A la cárcel?, ; pero no ellos sino nosotros, que hemos fabricado una sociedad fría que no proporciona el apoyo psicológico necesario.