lunes, 20 de junio de 2016




El tiempo aquí parece haberse detenido; al menos así lo percibo yo. Ojeo los periódicos y leo con emoción la noticia: La universidad de Murcia, pretende conceder Medalla de Oro al ex-presidente Garre. Pensaba yo, torpemente, que no habría ya aciertos tan destacados como “El Cuadro de Cuerpo Entero” que la UMU dedicó al actual Alcalde. Pero no, no; entre otras sabias decisiones está la medalla de oro.

El acierto y la capacidad de inventiva de los órganos de gobierno al conceder galardones, supera ya con creces a la UCAM, que con tanta destreza, dirige su Altísimo presidente. Hay murcianos que en poco tiempo han recibido hasta dos medallas de oro- (sic); y no crean que es broma; a un alcalde se le entregó su segundo Oro, con motivo del trigésimo aniversario de la Comunidad Autónoma. Pero la UMU, siempre atenta a los signos de los tiempos, ya le había concedido el Oro de la Universidad. Tuvo la suerte el galardonado de gobernarnos durante la dictadura. En democracia, cualquiera gobierna, y no hay por qué conceder galardón alguno.

Y no podía faltar un indignado que critique estos fastos; o algún loco que se atreva a “desfacer entuertos” haciéndole cantar la palinodia al lucero del alba. También a esos indignados habría que concederles medalla, -en este caso de latón-, por su clarividencia.

La concesión del Oro es una decisión política. Y si no vean: ¿A quién beneficia la distinción de Garre? Desde luego no al PP. Se propone a un político de ese partido, pero caído en desgracia, y precisamente por eso. Mientras desde alguna otra formación política, se ve con buenos ojos.

Si repasamos la lista de políticos murcianos, vemos incluso que hay “poca medalla para tanto candidato”. En cualquier caso, mi satisfacción por el rumbo que desde hace unos años está tomando la UMU.

Pero cuesta creer que “el Oro a Garre” sea iniciativa del Rector Orihuela, por la sencilla razón de que no tiene intereses bastardos, pienso yo. Cosa de sus Asesores, me apunta alguien. Si es así, que los inhabiliten.

Pepe Orihuela, que alcanzó la excelencia muy tempranamente por sus estudios sobre Matemáticas, sabe sumar, -a diferencia de sus predecesores más inmediatos que sólo sabían restar-. Sumar voluntades de apoyo, es lo que pretendo yo, cuando me atrevo a decirle: “In hoc non laudo”. 
(En esto no te aplaudo).