domingo, 12 de marzo de 2017




Mendoza, Ballesta y Sánchez       
      
Mendoza es santo, Ballesta piadoso y Pedro Antonio Sánchez converso por mor de la justicia. Esta trinidad produce sosiego y da esperanza. Claro que estamos hablando de diagnósticos diferenciales, pero los tres tienen algo en común: Rezan, lloran y les fascina el sillón. Homines tamen.

Ante la adversidad, lo mejor es rezar. “La oración todo lo alcanza”, y si no a las pruebas me remito ¿hay mayor logro que el poder? Lo consiguieron gracias a su plegaria. El dueño y señor de la UCAM tiene unas prácticas de piedad tan asombrosas que para mí las querría yo. Ballesta es piadoso, pero sobre todo sabe conjugar de rore coeli y de pingüidine terrae. Y Pedro Antonio invoca a todos los santos para librase de ser imputado, consiguiendo la dádiva de un sillón permanente ¿No les parece sobrenatural? 

Estas tres figuras también dedican su tiempo a llorar, produciendo reacciones de ternura y compasión en crédulos e incautos.
Mendoza se emociona ante su prole, pero lo que desencadena el llanto es el estipendio que generosamente le llega como el maná desde altas instancias. Sin afán de lucro ha montado una universidad de kikos,  que le da cien vueltas a todas las de su entorno  ¿Cómo si no Concejales y Consejeros, -hasta ahora sin estudios-, asistirían a sus aulas? Estos “ejecutivos” han sabido escoger la excelencia, cuando ya tienen garantizada la decencia.

Por su parte, Ballesta es un fuera de serie, incluso cuando llora. Durante los años de mandato como Consejero, publicó más que nunca, quitándose horas de sueño, ¡que duda cabe!, ya que el cargo no deja tiempo para investigar. Unos colegas me pasan el currículum  que ha cosechado, y les aseguro que impresiona. Quieren estos veteranos profesores, que sea mi pluma quien dé a conocer las maravillas de un personaje que abandonó la academia demasiado pronto ¡Una gran pérdida para el avance del conocimiento! 

El tercer personaje de esta santa trinidad, es inagotable evocando a la reina de Tebas. Produce enternecimiento ver el Presidente murciano con su “inocencia” a cuestas y un llanto opaco por los platós de televisión. Seguro que el beso que acaba de dar a la cruz de Caravaca,  iluminará a quienes tienen en sus manos el futuro de un hombre adicto al poder.

Son líderes muy distintos, pero los tres tienen lo que hay que tener: devoción, poder y lágrimas. Y por si faltaba algo, el Jubileo de Caravaca les dejará limpios como una patena.