No le llames Pepito
“Ayer te vieron con Pepito Orihuela en Trapería”, me decía el Rector Cobacho por
teléfono. Seguro que nos verían. Estuvimos en el Drexco por espacio de dos horas. Era Martes 21 de Enero, cuando todavía no había
candidatos. Y, ¿por qué le llamas Pepito?, le dije yo. Durante la campaña fue Pepe, y ahora es Magnífico ¡Para que se chinchen!
Nunca hice publicidad de
su candidatura ni de ninguna otra, pero sí le animé a seguir adelante, porque
consideraba importante el debate sobre la Universidad. He publicado frecuentes
reflexiones, durante el proceso electoral, y en algún caso mencionaba al entonces candidato: “…Pepe Orihuela está haciendo un trabajo inestimable, y hay universitarios
que se han dado cuenta… Al final de la carrera,
podrá descansar satisfecho por haber
intentado devolver la ilusión a la gente...” Después, ya
saben, entusiasmo desbordado en más de
la mitad de votantes, y nerviosismo en
Convalecencia. Creían haber dejado las cosas bien atadas, pero empieza un Nuevo Ciclo.
“Decadencia”, es lo que dejan los
últimos rectores: Ballesta, un hombre prisionero de la imagen, y sin escrúpulos
a la hora de administrar los recursos económicos; y Cobacho, un directivo
ambivalente, “buena persona”, pero empeñado en dar la razón a todos, sin
criterio claro. Nunca podrán descansar satisfechos, quienes robaron la ilusión.
El malestar que es capaz de producir un rector incompetente, es inmenso.
Y al Nuevo Rector, le espera una ingente tarea. Es un buen académico, que no es poco; pero nada más. Los que quieren hacer ver que se trata de un Contestatario, que llevará a cabo una Revolución Académica, viven en la fantasía. No conocen la Universidad, ni las posibilidades de Orihuela, que además precisa reforzar su equipo.
Y al Nuevo Rector, le espera una ingente tarea. Es un buen académico, que no es poco; pero nada más. Los que quieren hacer ver que se trata de un Contestatario, que llevará a cabo una Revolución Académica, viven en la fantasía. No conocen la Universidad, ni las posibilidades de Orihuela, que además precisa reforzar su equipo.
Pero, ¿qué rector prefiere usted de los cuatro candidatos?, me preguntaba Pilar
entonces. Ninguno. Cualquiera de ellos lo
hará mal. Le dije a esta profesora
de recursos humanos. Yo pido lo imposible: que la Universidad
de Murcia sea Pública. Es intolerable
que en medio de recortes y despidos, haya todavía quien
aprovecha el cargo de director de departamento o decano para colocar a su hijo/a, (me informaba un candidato). Pero el estilo
universitario prescribe que no se diga,
que no se sepa, que no se note. Así es la “Escuela de Mandarines”.
Constituimos
una pequeña sociedad clasista, mal organizada jerárquicamente, corporativa,
gregaria y basada en las luchas de poder y el afán de protagonismo, donde
bastante tenemos con seguir trabajando sin pillar una depresión ¿Quién es capaz de
cambiar esta institución?
Ojalá sea Orihuela el
taumaturgo. Por eso, no le llames Pepito. Dile
Magnífico.