Se va Cámara,
viene Ballesta
Se trata de
dos políticos dispuestos siempre a ocupar el sillón. Cualquiera de los dos
gobernaría “la Ínsula” de maravilla.
CÁMARA ¡Qué
lástima que tenga que irse tan pronto!, veinte años, y parece que fue ayer. Pero
se gastó. Cuando la Guardia Civil, a través de la Unidad Central de
Operaciones, irrumpía en la Gerencia de Urbanismo, el Alcalde se ocultó. Es su
forma de estar, o de no estar.
Recuerdo
todavía al pueblo de Sangonera caminando durante dos horas hasta la Glorieta,
para hablar con su alcalde, pero no estaba. Y en San Esteban,
cuando varios cientos de personas, (defendiendo de forma numantina los restos
arqueológicos), le esperábamos, el alcalde nunca fue.
Me he preguntado en varias ocasiones, ¿por qué Cámara
no recibió a los vecinos?, ¿por qué no se acercó a San Esteban?, ¿por qué no se
personó en Urbanismo para dar una explicación a los ciudadanos?, ¿por qué se
fue a la playa, dejando el conflicto del trasporte “ardiendo”? Tiene que haber un motivo. Pienso en razones
psicológicas, o en variables económicas ¡Demasiado para estar y para no estar!
BALLESTA. Napoleón Bonaparte durante sus batallas, usaba camisa
de color rojo. Pensaba que si era herido, no se notaría su sangre y los
soldados seguirían luchando sin temor. Doscientos años más tarde, el nuevo Alcalde
de Murcia, viste de azul-marino. Se sitúa así, más cerca de Catalina la Grande.
“El Gobierno de Murcia no es vasallo de
nadie”, dice en sus declaraciones. “Todos los gobiernos de la Región, han
ejercido su papel de manera fantástica”. “Cualquiera que se encargue del
aeropuerto, lo hará bien”… Y lo dice sin inmutarse. Ni siquiera una lágrima para
estas gestas tan emotivas.
Estamos ante un político adicto y piadoso. Y como queda dicho, en sus batallas, siempre usa el azul-marino. Es
el color que mejor expresa el vasallaje. No le gusta el poder, pero es su sino.
“Creo en la
vida eterna”, dice en
la entrevista. Y es que está predestinado a seguir manejando el presupuesto
desde el Más Allá. “Soy
un hombre feliz” dice más adelante, sin ningún pudor… Y encima, se
presenta como peligroso: “Es temible, cuando se sale de madre”, dice.