jueves, 18 de junio de 2015


Un año de Pepe Orihuela

Era Martes 21 de Enero de 2014, cuando todavía no había candidatos al Rectorado de la Universidad. Estuvimos en el Drexco  por espacio de dos horas.“Ayer te vieron con Pepito Orihuela en Trapería”, me decía el Rector Cobacho por teléfono. Seguro que nos verían. Pero ¿por qué le llamas Pepito?,  le dije yo. Durante la campaña fue Pepe,  y ahora es   Magnífico, ¡para que se chinchen!

Nunca hice publicidad de su candidatura ni de ninguna otra, pero sí le animé a seguir adelante. Publiqué frecuentes reflexiones, durante el proceso electoral, y le mencionaba: “…Pepe Orihuela está haciendo un trabajo inestimable, y hay universitarios que  se han dado cuenta… Al final de la carrera, podrá descansar satisfecho por haber intentado devolver la ilusión a la gente...”  Después, ya saben, entusiasmo desbordado  en más de la  mitad de votantes, y nerviosismo en Convalecencia. Creían haber dejado las cosas bien atadas, pero empezaba  un Nuevo Ciclo. 

El próximo día 20, se cumplirán los doce meses de Rector. Y hemos contemplado la transformación de aquella sonrisa amable y comprometida, en un gesto de preocupación por la deriva de la Universidad. Jamás en la historia de la universidad pública, se ha conocido un proceso de degradación tan desbocado y brutal. En los últimos años (sobre todo desde Bolonia) se ha instalado un asfixiante sistema dictatorial de mediocridad, donde el rigor ha pasado de ser científico, a burocrático.

 Decadencia”, es lo que dejaron los últimos rectores: Ballesta, un hombre prisionero de la imagen, y sin escrúpulos a la hora de administrar los recursos económicos; y Cobacho, un directivo ambivalente, empeñado en dar la razón a todos, sin criterio claro. Nunca podrán descansar satisfechos, quienes robaron la ilusión. El malestar que es capaz de producir un rector incompetente, es inmenso.

Orihuela es otra cosa. Es un buen académico, que no es poco, cuando alguno de sus predecesores no alcanzó el “cum laude” en la  tesis doctoral. Pero quieren hacer de él un Contestatario, agente principal de Revolución Académica. Estos universitarios, por lo visto, no conocen la Universidad, ni las posibilidades de Orihuela. De todas formas tenemos un rector con  resiliencia, que embiste con bravura de toro desde las escalinatas de la Facultad de Letras, ante el acoso y  amenazas de estos políticos impresentables.

Ad multos annos, querido Rector. Cuenta con nuestro apoyo, si de verdad quieres plantar cara a políticos buhoneros y demás personajes influyentes, incluido el “Cardenal” Mendoza.

A cambio yo pido lo imposible: Que la Universidad de Murcia sea Pública, y que se acabe con el Nepotismo. Es intolerable que en medio de recortes y despidos, haya todavía  quien  aprovecha el cargo de director de departamento o decano/a para colocar a su hijo/a. Claro que la gente no lo sabe, porque el  estilo universitario  prescribe “que no se diga, que no se sepa, que no se note”.

Por mi parte, ocupo el tiempo leyendo a Shakespeare que, como el puré de patatas, no cansa nunca. Y esta reflexión me lleva a pensar que el espíritu universitario existe, aunque esté secuestrado por quienes administran vidas y haciendas.