domingo, 24 de abril de 2016



SEÑORITA NO, SEÑORA
Las ministras de Zapatero, tacharon  de machista a Guerra, por haber llamado a Trinidad Jiménez “señorita”. “Señorita Trini”, dijo el diputado más erudito y mordaz del Hemiciclo, cuando quiso referirse al ganador de las primarias del PSOE.

Pero, ¿no fue otro el que ganó? No, no; ganó también “la Trini”. Alfonso Guerra no comprendía que en una competición puedan ganar todos ¡El Alzheimer está cometiendo estragos en los políticos de la transición! Y Alfonso ha pasado de ser el compañero más ingenioso y capaz, a estar en el banquillo, acusado de machismo. Varias ministras, se despacharon a gusto, calificando el trato de “señorita” como una vuelta a la moral de la Enciclopedia Álvarez. 

¿Qué término es el adecuado para referirse a una mujer? ¿Y si es ministra? A mí me gusta el de “señora”. “La Señora”, ¡qué bien queda! Pero no está tan claro, porque te pueden decir, como me ha ocurrido a mí: “señora no, señorita”. Muchas mujeres quieren que les llamen “señorita”. Tomás Gómez es el currante, que con mucho esfuerzo había organizado el partido. Y Trini es la señorita, que cuando todo está a punto, llega, (la muy señorita), y dice que el puesto es para ella.

¡Y si llevara razón Guerra, con la expresión desafortunada de señorita! No lo creo, porque se trata de una mujer madura, culta y con poder. Pero cómo llamarle, ¿ilustrísima, señora, excelencia, moza, tía, compañera...? El nombre, precedido de “doña” o de “tía” es lo que me gusta a mí. Lo aprendí de mi abuela: tía Carmen, tía Lola, tía María…, expresan ternura, cercanía y respeto, mientras “señoría”, “alteza” o “excelencia”, revelan, con frecuencia, hostilidad, desprecio o sorna. 

Guerra cometió una falta: llamar señorita a una ministra, y además con retintín. Por favor, señorita no, señora. Lo de señorita hay que eliminarlo en el trato con la mujer, con cualquier mujer, aunque sea ministra. El mensaje que se transmite con “señorita”, es siempre despectivo.