jueves, 29 de diciembre de 2016




En Murcia, se vive como dios

Entro en la plaza de las Flores y me tropiezo con un espectáculo indescriptible: miles de personas, sentadas en mesas, apoyadas en taburetes o simplemente de pie junto a las barras de los bares y restaurantes que allí proliferan, beben y/o comen al tiempo que fuerzan la voz para intentar entenderse con sus compañeros...

¿Es este el estado de la Región? Seguro que hay signos de que se acerca el fin. Y la gente gasta y disfruta compulsivamente antes de que el Gobierno  aumente la deuda, o el Rey Felipe  nos recuerde de nuevo que hemos de querernos.

El arte del placer es vital para encontrar sentido, frente al engaño de quienes ostentan cuotas de poder, y que por eso manejan vidas y haciendas. Pero en Murcia es que se vive como dios. Viven como dios, los que pueden, claro. Entre ellos, los regidores que gastan el dinero público con una frivolidad que espanta.