TENGO MIEDO
Desde mi juventud aprendí que tenía que hablar, sin miedo, de lo que me importara. Y como profesor introducía habitualmente preocupaciones propias y colectivas en mi discurso. Nunca tuve ningún miedo a lo largo de cuarenta años de docencia, ni tampoco como columnista; pero ahora he de confesar que tengo miedo. “Tengo miedo, mucho miedo, miedo de quererte”. Los “talibanes” han decidido intimidarnos, y ¿quién es el guapo que no le tiene miedo a un talibán?
El miedo se puede manifestar de diferentes formas: Shakespeare nos narra en el Mercader de Venecia las características peculiares de un personaje que tenía miedo a los gatos. Freud dedicó uno de sus escritos al caso Juanito, un niño de cinco años que manifestaba un intenso temor a los caballos. Y quién no conoce a alguien que huye ante la presencia de una cucaracha. La persona que tiene miedo muestra casi siempre signos de ansiedad cuando se encuentra en presencia de quien lo produce; y siente palpitaciones, dificultades respiratorias y sobre todo temblor en las piernas. Yo puedo llorar por un ojo, porque sólo tengo temblor en las piernas, y únicamente cuando habla algún político; es decir siempre.
Estoy de enhorabuena ante esta tentativa de intimidación por parte de una organización, -coincidencias de la vida-, que lleva mi nombre. Ya no habrá necesidad de perder el tiempo celebrando aniversarios, mientras ponen orden en las voces discordantes, y emulando a Los Niños del Coro, caminan todos a una, como dios manda ¿Saben qué? Me están dando ganas de gritar “Viva España”; yo que nunca fui nacionalista.
Estamos en una sociedad miedosa y esto se pega, incluso llevando Mascarillas. Es como una enfermedad. Desde hace varias semanas contemplo mi enfermedad, viendo las caras con las que me miran los demás. La mirada del otro se convierte en el espejo donde te miras. Es la mirada del miedo, y no se puede vivir con miedo. Uno de los efectos del miedo, decía don Quijote, es turbar los sentidos, y hacer que las cosas no parezcan lo que son.
Propongo que se creen “unidades de tratamiento del miedo” en los centros de salud, igual que existen las unidades de tratamiento del dolor. El miedo hay que considerarlo como lo que es, un problema de salud. Y difícilmente se podrá creer que nuestra sociedad progresa si no es venciendo el miedo.
Mientras tanto, me relaja tararear: “tengo miedo, mucho miedo, miedo de perderte…”
Post Data:
Uno de cada cinco españoles presenta síntomas “significativos” de depresión durante la actual crisis a causa de la pandemia del Coronavirus. Estudio llevado a cabo por colegas de la Complutense.