Me preguntan algunos que ¿por qué escribo? Es verdad que mi persistencia en los medios merece una explicación. Puedo decirles que escribo por las siguientes razones:
1. Para no enloquecer. Escribir es para mí la única respuesta sensata a una situación demencial. He contraído el vicio de mirar la realidad, y necesito el escudo de la escritura para protegerme de ella.
2. Por el placer de incordiar, sólo posible con personas queridas. Escribir es lo único que puedo permitirme para garantizar mis mejores sentimientos. La relación con los amigos de ayer, que son los enemigos de hoy o de mañana, me lleva a escribir historias, para poder comprender.
3. Porque un grupo de lectores me refuerza con sus mensajes y llamadas. Es verdad que sin pretenderlo, se ha formado un círculo de lectores de entre diversos colectivos.
4. Porque quiero contribuir al Cambio Social. No me interesa para nada el cambio político; si viene, bien venido sea; pero si no va acompañado de una transformación de las creencias, de las actitudes y de los valores, de poco sirve que cambien quienes ocupan los cargos. Ya hubo cambio político en la Región, y seguimos cabalgando sobre la Cultura del Chipirripirrín. El carácter radical de la crisis que atraviesa la Cultura Regional pone de manifiesto que lo que está en juego son las ideas más incuestionables, el horizonte de nuestros significados, nuestra comprensión cotidiana de la vida como un proceso racional, regular y rítmico. ¿Cuándo seremos capaces de salir de ese universo cerrado y autista, en el cual los ruidos sin significado reproducen el sentido básico de la crisis?
Todavía han de ir con la cabeza baja en esta Murcia profunda, -tan acogedora para las personas que vienen de fuera-, quienes no comulgan con el "discurso" y con las propuestas que salen de San Esteban o de Acisclo Díaz. Su influencia es tanta que lo impregna todo: el deporte, los toros, la música, los conciertos, la gastronomía, los libros, todas las actividades de ocio y hasta los cada vez más frecuentes desfiles procesionales.
Mi compromiso por el Cambio Social, desde hace años, me lleva a crear opinión pública sobre temas que considero importantes, aunque sean considerados delicados o peligrosos. Tal vez este sea mi sino. Un columnista de un diario nacional me ha dedicado uno de sus comentarios con motivo de los síndromes que padecen los políticos. Este columnista acaba diciendo que “se trata de un hombre inteligente...y por eso peligroso”; ambas cosas son falsas, como saben muy bien quienes me conocen.
Yo siempre seguiré escribiendo; sencillamente porque me encanta y me produce placer; pero también porque tiene efectos saludables para el cambio del statu quo. Escribiendo, pretendo ayudar a unos, incordiar a otros, y provocar la sonrisa de los más cautos.