martes, 10 de septiembre de 2013

“Con billete de ida y vuelta”: Chacón

No sé si  el inglés de Carme Chacón es tan fluido como el de la Alcadesa de Madrid. Sí sé que ambas han llegado más lejos de lo que razonablemente cabía esperar. Pero no hay color, mientras Botella nos ofrece “café con leche” en inglés,  Chacón aspira a presidir el Partido Socialista, y el Gobierno de la nación, en castellano. “Con billete de ida y vuelta”, ha declarado. Es decir que volverá para las primarias, y por supuesto estará aquí para las “secundarias”. Lo primero  remover a Rubalcaba.

No se dice si las clases de Miami, las dará en inglés, en castellano o en catalán.  No es un tema baladí. Si en catalán, yo iría, siempre que algún rector “emprendedor” me apadrine como alumno. Me encanta esa lengua. Oír catalán y sobre todo hablarlo, me produce una emoción voluptuosa y sensual poco corriente. No me extraña, por tanto, la complacencia y el gozo  de algún político murciano, arrobado mientras escuchaba  a la ex-ministra catalana hace algún tiempo, con motivo de su visita a Cartagena. Imagino sus sensaciones  como algo muy cercano a la experiencia orgásmica, pero interrumpida permanentemente por los aplausos “del público que quería escucharla”. Esta es la grandeza y la debilidad de los políticos: la aparición de un deseo exprés, pero interrumpido por múltiples asechanzas, desiderium interruptum. Y además, su disfrute  suele estar contaminado por la ambición desmedida de poder.

Pero en este momento, los políticos producen displacer, la Chacón también. La capacidad orgásmica de un político, se manifiesta en el poder que da el cargo, y ahora son muchos los que están a la intemperie, despojados del deleite  que origina el sillón. Otra cosa muy distinta es la gozada del catalán, efecto que no ocurre en castellano. Durante mis años de estudiante en Barcelona pude experimentarlo en exceso. Fui testigo -en catalán por supuesto- de los más largos besos, y los más bellos espasmos de los jóvenes de entonces. Ahora,  por más que me esfuerzo, -escucho, miro y remiro  a  la ex-ministra-, no siento nada.