viernes, 19 de septiembre de 2014



¿“Espíritu Universitario”?
 
Es el último día, y algunos presentan candidaturas a Premio Loustau al “Espíritu Universitario”. Ojalá se lo concedan.
Pero, por mi parte, solo puedo decir que no entiendo de premios, y mucho menos  de “espíritu universitario”. Es verdad que cada vez que tiene lugar un Acto Académico solemne se le nombra y se nos recomienda permanecer bajo su patrocinio. Pero, tal vez por incapacidad, yo no me entero. Me resulta familiar el “espíritu santo  desde que era un crío;  pero el “espíritu universitario”  para mí sigue siendo un misterio. No he podido verlo, ni  oírlo, ni siquiera sentirlo ¡Ya me gustaría que me poseyera!, pero por lo visto no lo merezco.

Y hay más: he de confesar  con rubor y azoramiento, que  dudo de su existencia. No creo en el espíritu universitario. En esta Casa no hay espíritu que valga, y nunca descendió “a guisa de pájaro columbinosobre las cabezas de los más sabios y prudentes de una institución tan secular. Quiero que  me entiendan bien: yo tengo  creencias, ¡faltaría más!, y una de las más firmes es en“el espíritu” ¿Cómo si no, podría contar con resiliencia adecuada para hacer frente a chanchullos llevados a cabo con estilo universitario; es decir, sin que se sepa, sin que se diga, sin que se note?

Pero el “espíritu universitario” es otro cantar. Muchos piensan que existe, porque experimentan una quietud desmedida en el Campus. Y un rector apostilla para aquietarme también a mí: “Chanchullos ha habido siempre” ¡Pues lleva razón este rector! El espíritu universitario, aquí y ahora, es el triunfo de la mediocridad, y por lo tanto no cabe dudar de su existencia.

Durante los últimos años, he logrado quietud universitaria. Ocupo tiempo leyendo a Shakespeare que, como el puré de patatas, no cansa nunca. Pero desde hace unos días, no se me va de la cabeza: ¿será posible que el espíritu universitario exista (hóstem repéllas lóngi-us) y esté ahora recluido en alguna Facultad?