SEÑORITA NO, SEÑORA
Alfonso Guerra ha pasado de ser el compañero más ingenioso y capaz, a estar en el
banquillo, acusado de machismo. Varias ministras, se despacharon a gusto,
calificando el trato de “señorita” como
una vuelta a la moral de la Enciclopedia Álvarez.
¿Qué término es
el adecuado para referirse a una mujer? ¿Y si es ministra? A mí me gusta el de
“señora”. “La Señora”, ¡qué bien queda! Pero no está tan claro, porque
te pueden decir, como me ha ocurrido a mí: “señora no, señorita”. Algunas mujeres quieren que les llamen “señorita”.
¡Y si llevara
razón Guerra, con la expresión desafortunada de señorita! No lo creo, porque en este caso se
trata de una mujer madura, culta y con poder. Pero cómo llamarle, ¿ilustrísima,
señora, excelencia, moza, tía, compañera...? El nombre, precedido de “doña” o
de “tía” es lo que me gusta a mí. Lo aprendí de mi abuela: tía Carmen, tía
Lola, tía María…, expresan ternura, cercanía y respeto, mientras “señoría”,
“alteza” o “excelencia”, revelan, con frecuencia, hostilidad, desprecio o
sorna.
Guerra cometió
una falta: llamar señorita a una ministra, y además con retintín. Por favor, señorita no, señora. Lo de señorita hay
que eliminarlo en el trato con la mujer, con cualquier mujer, aunque sea
ministra.
El mensaje que se transmite con “señorita”, es siempre
despectivo.