miércoles, 23 de noviembre de 2011

DEJA QUE ME RÍA

Entre huelgas, manifiestos y reuniones transcurría la mayor parte del curso en la Universidad de Barcelona, donde yo era popular en aquellos años del antiguo régimen. Un piquete de estudiantes interrumpe la clase un jueves por la mañana, porque habían convocado asamblea para apoyar la resistencia de vietnamitas, checos, Chilenos, seguidores del Che...

El profesor manifiesta que si los alumnos no quieren que haya clase, él no tiene nada en contra. Y a continuación añade: "Pero he de decirles a ustedes que ejerciten los "músculos risorios", y tendrán menos problemas en la vida". Este hombre era un sabio, aunque fuera calificado de
"pasota" entonces ¡Siempre se da uno cuenta de las cosas demasiado tarde!

Ahora que inevitable e inadvertidamente me he hecho mayor, he aprendido a reírme incluso en situaciones difíciles, como cuando el mandarín de turno trató de ponerme firme, "para que no se diga, que no se sepa, que no se note", que en esto consiste el llamado "estilo universitario".

Deja que me ría ante tanto mediocre en el sillón del Poder, y ante tanto Poder en el sillón de mediocres. Precisamente cuando esta Región, dejada de la mano de Dios, invita al llanto.
Deja que me ría, al menos hasta que surja de nuevo la esperanza.