lunes, 19 de diciembre de 2011

TENER UN JEFE INJUSTO DAÑA EL CORAZÓN

Un empleado recibe un trato justo cuando el superior tiene en cuenta sus puntos de vista, comparte información relevante para la toma de decisiones y trata de forma ecuánime y sincera a las personas de su equipo ¿Es así como te trata tu jefe?

No es tanto una cuestión de palabras, como de actitudes. Entre el trato injusto y el acoso laboral cabe una amplia gama de situaciones que comienzan en todo caso con una actitud de menosprecio a la capacidad o la calidad de la aportación del empleado. Un estudio realizado por investigadores suecos ha puesto de manifiesto que los empleados tienen la tensión arterial más baja cuando trabajan con un jefe al que perciben como justo y ecuánime.

Para comprobar si esa bonanza laboral se traduce en una menor tasa de episodios cardiovasculares era preciso separar este factor de otras posibles causas como el tabaquismo, la obesidad o el sedentarismo. El estudio se ha realizado en dos fases; en la primera se identificó a las personas que tenían la percepción de sufrir una situación laboral injusta, y en la segunda se hizo un seguimiento de su salud cardiovascular teniendo en cuenta en cada caso si existían o no otros factores de riesgo. Ha quedado demostrado que en igualdad de situaciones, las personas que sufren estrés por sentirse tratadas injustamente en el trabajo, tienen mayor incidencia de enfermedad coronaria.

A la mayoría de los trabajadores les importa mucho el trato de sus jefes. En una sociedad en que todos los signos tienen valor, el mero trato formal ya transmite categoría y valoración social, de modo que la falta de justicia comporta una sensación de opresión que produce mucho estrés.

Entre los empleados que tienen un jefe injusto, el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares es muy superior (30% de casos). El aumento del riesgo es atribuible al trato injusto exclusivamente, y es independiente de factores como la edad, el estado civil, el nivel educativo, o la posición socioeconómica; y también de factores endógenos como el nivel de colesterol, la obesidad, el tabaquismo, la hipertensión, el consumo de alcohol o la baja actividad física.

Ha quedado descartado incluso, que el riesgo tenga que ver con otro factor que a veces provoca estrés, como la sobrecarga o la falta de correspondencia entre esfuerzo y recompensa.

Dime cómo está tu corazón, y te diré quién es tu jefe.