viernes, 9 de diciembre de 2011

“Las prostitutas os precederán en el reino de los cielos”

Mientras escribo, está teniendo lugar en Bruselas, un acontecimiento que va a afectar a todos los que recibimos, hace años, el euro como una bendición. Son las 10.14h., de hoy 9 de Diciembre de 2011, cuando veo la intervención del periodista Iñaki Gabilondo en el vídeo de la Cadena Ser. Espero que nos oriente sobre lo que está ocurriendo o va a ocurrir: larga negociación mientras la economía se hunde; amenaza de retirar la garantía del fondo de estabilización europeo; recortes masivos del gasto público como condición para prestar a los gobiernos a fin de que puedan pagar a los bancos; austeridad germánica impuesta por la “madre abadesa” Merkel, en la que el euro es su arma de dominación… Pero no, no; los comentarios de este veterano y prestigioso periodista, que siempre van pegados a la actualidad, hoy van de “putas”.

Llegué a pensar, en un primer momento, que se refería a las primas de riesgo, -prostitutas como es natural-; a los mercados y a los banqueros, -prostitución masculina-, dado que los calificaba de “actividad lamentable”, “negocio indigno”, “atentado a la dignidad”…

Iñaki confundió el día. Si hubiese hablado de los refugios para mantener el dinero a salvo, le hubiéramos escuchado con interés, pero ¿de putas? Y para más INRI cuestiona el desempeño de una actividad tan sagrada como la prostitución: “las prostitutas os precederán en el reino de los cielos”, dijo el Maestro de Nazaret ¿Por qué no arremete Iñaki contra proxenetas y negociantes de personas, en vez de propugnar el desempleo para quienes desarrollan un servicio público tan necesario? Me pareció escuchar al obispo Rouco. Ya saben que los obispos han movilizado a las filas católicas para que salgan a la calle contra las prostitutas. Y el alcalde, -ministro in pectore-, ha secundado esa iniciativa tan innovadora.

Yo, por el contrario, estoy a favor de la discriminación positiva, aunque sólo sea para reparar tantos años de persecución. El que quiera privilegios que se haga puta/o; de lo contrario que lleve la cruz con resignación, ya que no puede con orgullo.