FIN DEL MUNDO
Según los indios mayas, el fin del mundo tendrá lugar este año 2012. Me cuesta creerlo, pero bien pudiera
ser cierto. En España al menos, con toda seguridad, será el fin del mundo. Hay
signos que anuncian este prodigioso
porvenir.
Tenemos unos
Jefes fantasiosos. Prometían llevarnos a la tierra de promisión, pero vamos de
culo rumbo al abismo. Cada día reducen las funciones y el poder
redistributivo del Estado, revocando importantes aspectos del bienestar. Es el
fin del mundo; de este mundo que con tanto esfuerzo hemos venido construyendo
durante varias décadas. Los mayas tienen razón.
Nunca he podido soportar el odio, y sin embargo veo con simpatía
las reacciones de algunas personas, que empiezan a tomarse la justica por su
mano. Mientras tanto,
banqueros y políticos proclaman a coro: “Estamos
en el buen camino”. Y sin ningún pudor hacen alarde de una ideología que
declara al mercado como superior al Estado. Las
decisiones de los Viernes en la
Moncloa producen tal desencanto, que explican las reacciones de aquellos
a quienes se les niega las condiciones de existencia.
Durante los
meses de “ocupación alemana” (sic) en
España, sólo se habla de hospitales, desahucios,
paro,
deterioro de la educación, colonialismo, suicidio...
Creo, como
los mayas, que se acerca el fin del mundo. Pero espero que sea el fin del mundo
de los banqueros, de los partidos con mayoría absoluta, de la ocupación
alemana, del golpe de estado encubierto.
Para ello, sólo hace falta ejercer
la oposición de otra forma, experimentando que los «problemas sociales» se
pueden abordar de otra manera, y que no todo debe estar dominado por las
ideologías y la política