viernes, 1 de marzo de 2013

LAS AGUAS BAJAN AGITADAS












Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía…
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas…
 Federico García Lorca
 Grito hacia Roma

Federico, conmovido por la realidad de un mundo a merced de las cuentas de beneficios, maldijo en su famoso poema un papado que se olvidaba del amor y se entregaba al Poder. La iglesia oficial representaba sólo boato, grandilocuencia y soberbia. Para el poeta, uno de los principales adversarios a combatir es la iglesia, con su papa a la cabeza, (en aquellos momentos Pio XI había firmado con Benito Musolini el tratado de Letrán, y bendecía las tropas que se preparaban para invadir Abisinia). Pero en Lorca existe una profunda identidad con el Jesús que ama a los pobres, cuida a los enfermos y predica la paz. Hasta hay un cierto paralelismo en la forma de morir. Federico fue ejecutado por la significación literaria y humana de su compromiso. Mientras los poderosos le rinden pleitesía al Papa, tal vez sea bueno releer Grito hacia Roma de este genial poeta, que nos recuerda la decencia frente a la máscara dominada por el teléfono rojo.

Por mi parte, puedo decir, que he estado en Roma, y tuve la suerte de desbrozar una plegaria junto a De Cospedal adornada con mantilla y peineta, como dios manda. En ocasiones “el hábito sí hace al monje”. Pero ahora no entiendo lo que dice esta poderosa mujer  cuando se refiere a un tal Bárcenas, “en diferido”.

Hoy, día 28 de Agosto, me reconforta repasar lo que  Ratzinger nos ha regalado, graciosamente en tiempos de Crisis: Puestos de trabajo. Gran inquisidor del Santo Oficio durante décadas, juez y “verdugo” de cientos de teólogos, a los que castigó sin miramientos por disentir, ha promovido el empleo entre los jóvenes, (kikos, Opus y legionarios principalmente). Hablando con el “Cardenal” Mendoza, y con el beatífico rector Ballesta, a quienes esta región debe tanto, expresaron con orgullo, -como perennes peregrinos bendecidos tantas veces por Benedicto-,  que las visitas de Ratzinger han dado brillo a una región, escasa en agua, pero abundante en procesiones.

El hombre vestido de blanco renuncia, mientras “las aguas bajan agitadas y Dios parece dormido”. Esto nos ha dicho un Papa que ya no es Papa, sobre un Dios que nunca duerme. Y para más INRI vestirá de blanco, conservará el nombre de Benedicto XVI, habrá que llamarle “santidad” (¡qué cosas!), y de momento ocupa un palacio de los Papas. ¿Seguro que se ha ido?

Y aquí estamos nosotros, en el extremo de esta provisional secuencia. Aquí estamos tanteando alguna nueva forma de tenernos de pie ante el acoso de unos políticos piadosos, que quieren imponernos de nuevo el Nacional-Catolicismo, precisamente en nombre de El hombre vestido de blanco, que ignora el misterio de la espiga…