lunes, 24 de junio de 2013


Entre el Vino y el Aceite
Correos con mi Confidente

Algo muy importante en la vida, es tener un confidente. Confidente es alguien que nunca te denunciaría con motivo de culpas, yerros o "dicterios". Confidente es el que te lleva incluso un bocata al "trullo", llegado el caso. Confidente es quien sabe guardar secretos, aunque no sea confesor. Un confidente siempre se atreve a decirte los errores, y a prestar consejo en momentos de zozobra. Un confidente sabe “perder el tiempo” con su amigo.
Pero en el Campus las cosas son más complejas, por aquello del estilo universitario: “que no se diga, que no se note, que no se sepa”. El personal de esta Casa, ha recibido el estigma de su madre, hija putativa de la iglesia del medievo. Aquí las cosas no son como parecen. Sin darte cuenta, puedes tener como confidente a un trepa. A mí ya me ocurrió una vez, era Rector.
Ahora las cosas son distintas. Tengo un confidente que  va de cara. Con cordura y con arrojo, dice él. Yo también.

"Lo nuestro es el Aceite y el Vino", escribo a mi confidente.
Cambiaste  el orden de las palabras. Yo había dicho: "Lo nuestro es el Aceite y el Vino". Tú dices ahora: "Lo nuestro es el Vino y el Aceite". Pienso que lo primero es antes. Es decir, lo más importante debe ir primero, y en nuestro caso es el Aceite. "Hasta  que no hayas ungido de aceite a tu amada/o, no pongas en sus labios la copa de vino". Además te invito a pronunciar en voz alta  ambas expresiones  para que observes la cadencia que tiene: "Lo nuestro es el Aceite y el Vino". Algo que no encontramos en la  expresión "lo nuestro es el vino y el aceite". Difícil sería la vida sin un vaso de buen Vino,  pero imposible sin el Aceite.

De cualquier forma, sobran las disquisiciones, porque lo nuestro es el  Aceite Royal 2012, y  un vino exclusivo que acaba de sorprendernos: Sacramenia  ZETA 37,  Reserva 2009. Las oliveras centenarias de Cortijo Blanco por un lado, y las más longevas cepas de la Rivera del Duero  por otro, han dado  como resultado un Aceite y un Vino  potentes, equilibrados, y con una intensa persistencia aromática, que únicamente podremos disfrutar las mejores añadas. .

 19 Junio 2013, escribe mi confidente: 
Sé lo que le supone a un creador que le cambien alguna parte de su obra, aunque sea un pequeño matiz. Lo siento de verás. Pero pensaba que los "grandes" placeres tenían la propiedad conmutativa, el orden de disfrutar los placeres no altera la sensación de inmenso placer que proporciona, aunque veo que en tu caso no es así, primero el aceite y luego el vino. Bueno en realidad, los ordenas, le das un valor. En mi caso, sin embargo, es aplicable la propiedad conmutativa...
Ja,ja,ja. Yo pensaba que primero se toma el vino bajo la luz de la luna o a la sombra de un olivo y luego se unge el cuerpo de la amada con aceite...
Conforme sigo leyendo, mi tormento es mayor, me convences que mi desliz no tiene el perdón de los dioses del placer. Ya he disfrutado del  aceite, a ver cuándo disfrutamos de un vaso de buen vino.

Le contesto:
Me has convencido  con lo de "la propiedad conmutativa". Un pasaje bíblico apoya tu razonamiento: Fue en Caná , cuando el Vino exclusivo ( de única añada), salió en la última ronda, ante la sorpresa de los invitados. Claro que no se dice nada del Aceite que sólo aparece más tarde. Llama la atención que el Aceite se asociara con el sufrimiento y la enfermedad. El aceite se convirtió para los antiguos en un remedio terapéutico único, que curaba las heridas y proporcionaba alivio en la adversidad. El vino, por su parte, se asocia más con el placer. Pero, ¿hay mejor remedio ante los males, que el placer? Cambia, por tanto, lo que quieras en la frase, objeto de esta jocosa disquisición:"Lo nuestro es el Aceite y el Vino"
Mi experiencia,  es la siguiente:  ante las asechanzas  de políticos de via extrecha en la Región de Murcia, fue el Aceite quien me dio la resiliencia necesaria para plantar cara. Mientras que  el Vino embotaba la cabeza, y me producía autoengaño. No te canso más, sobre este tema inabarcable. Punto final a la Cultura del Aceite, de momento.

19/06/2013,  dice mi confidente:
Punto y final a este tema nunca, incluso me has hecho ir a la RAE para entender por qué unos personajes asechaban… Tienes razón en tu observación, hasta hace poco tiempo tenía asociado el aceite a  tiempos de hambre y sufrimiento… Contigo ha aprendido a valorarlo como objeto de placer. Ahora se acerca el equinoccio de verano, una noche estupenda para disfrutar del vino y del aceite.
¿Por qué no la noche de San Juan?

Post Data. Para los tiempos que corren, dice mi confidente, tal vez haga falta aferrarse a algunos bienes que siempre quedarán en pié: el apoyo mutuo, amar a los que te quieren, ser decente... Y compartir el Aceite y el Vino. Entre nosotros, no se comercializa. Funciona el trueque.