Son palabras de Rector
“Lo estás haciendo muy bien…, lo estás haciendo muy bien…”. Son palabras de Rector. Me sorprendió gratamente
que todo un Rector, de forma reiterada y convincente, elogiara mi forma de
actuar. Pero a continuación se rompió el idilio, con otra frase impropia: “porque no escribes”.
¿He oído bien? ¡Resulta que lo estoy haciendo bien
porque no escribo!
Tal vez lleve razón este rector sufridor y
ambivalente, al que siempre miré con buenos ojos. Yo llevaba dos meses sin publicar
una línea, y mi vida académica era un remanso de paz. “Que no se diga, que no se sepa, que no se note”, eso es, “estilo universitario”.
Pero después, continué escribiendo. Y hoy, en medio de
la tensión propia que genera el proceso electoral, un colega bienintencionado me pregunta:
Y ¿por qué escribes?
Puedo decirle que escribo por varias razones:
PRIMERA. Escribir es para mí la única respuesta sensata
a una situación intolerable. He
contraído el vicio de mirar la realidad, y necesito el escudo de la escritura
para protegerme de ella. “Me curo de
vivir en lo que escribo”.
SEGUNDA. Por el placer de incordiar, sólo posible con
personas queridas. Escribir es lo único que puedo permitirme para garantizar
mis mejores sentimientos. La relación con los amigos de ayer, que son los
enemigos de hoy en algunos casos, me lleva a escribir historias, para comprender.
TERCERA. Porque un grupo de asiduos lectores
me refuerza con
sus mensajes y llamadas. Es
verdad que sin pretenderlo, se ha
formado un círculo de lectores de
entre diversos colectivos.
CUARTA. Porque quiero contribuir al Cambio Social. Mi compromiso, desde hace años, me lleva a
crear opinión pública sobre temas que considero importantes, aunque sean delicados.
Escribiendo, pretendo
ayudar a unos, incordiar a
otros, y provocar la sonrisa de los más cautos.
Señor Candidato,
dígame usted: Cuándo llegue a Magnifico
Rector, ¿mandará de nuevo al Gran Inquisidor para que me calle?