El
día que me jubile , diré adiós a una Institución muy entrañable, Escuela
de Mandarines. No será una jubilación más: no habrá despedidas, ni
invitaciones, ni palabras huecas, ni liturgia alguna, por la sencilla razón que
será el día antes de mi entierro. Yo no me jubilo, y seguiré siendo un
psicólogo heterodoxo.
La psicología que explico, no es
apta para individualistas, trepas y aprovechados. Está hecha de compromiso y
apoyo social. Otros, hablan de “felicidad”, desde una psicología light
¿Felicidad? ¡Qué cosa tan superficial!
P.D. El estilo
de decir lo que uno piensa, -en medio de tanto turiferario-, me ha
acarreado satisfacciones sin cuento.