miércoles, 9 de marzo de 2016



Amistad  o  Poder 

El desarrollo humano ofrece dos alternativas,  la Amistad o el  Poder. El Poder conduce a un Yo con ideología de dominación, y  la Amistad  conduce  al misterio de la existencia, al  sentido de la vida.
Itaque, non aqua, non igni, ut aiunt, pluribus locis utimur quam amicitia”. (De amicitia VI,22). “Ni el agua, ni el fuego son más útiles que la amistad”; dice  Cicerón   en el De Amicitia. (Ni el Aceite, ni el Vino son más necesarios que la amistad, me atrevo yo a decir).

Gracias a los amigos recibimos auxilio cuando nos faltan palabras para medir la altura de la alegría o del dolor. Su mirada tiene un inagotable poder reparador. La amistad es sabiduría. Estoy hablando no de una “amistad” interesada y convencional, sino de una experiencia radical de gratuidad.

“Ecce sto ad ostium, et pulso: siquis audieris vocem meam, et aperuerit mihi ianuam, intrabo ad illum, et coenabo cum illo, et ipse mecum (Ap 3.20). “He aquí que estoy a la puerta y llamo: si alguno escucha mi voz y abre la puerta, entraré y cenaré con él, y él conmigo”. El que encuentra un amigo, tiene un tesoro.

La amistad para que tenga efecto, requiere de un cultivo diario, como las Oliveras Centenarias que nosotros cultivamos. Por eso no es posible tener muchos amigos. La amistad requiere intimidad.

La verdadera gramática de la vida es el compartir. En este sentido, la Escuela inglesa de Psicología Clínica señala como criterios de Salud Mental, la capacidad de Dar y Recibir. El que no da nada, no es una persona sana. Todos tenemos algo para dar.

Déjenme que rompa una lanza por un colectivo de profesionales que lo dan todo. Me refiero a la Organización “Médicos sin Fronteras”, a la que yo pertenezco. Ellos se juegan la vida todos los días. Sólo hay que mirar la ayuda que prestan a los refugiados en estos momentos.

Por mi parte, puedo decir que tengo Amigos. Vosotros sois mis amigos.