martes, 1 de marzo de 2016



El Poder de un Sillón 

Esto del sillón del poder es una expresión ya  en desuso. Pero hay que reconocer que el sillón está íntimamente asociado al poder. En la Psicología Analítica se dice que si sueñas con un sillón es que deseas tener acceso a personas importantes; Freud, hoy denostado en la academia con minúscula, elevó el material onírico, que hasta entonces era cosa de videntes y adivinos,  a la categoría de material científico tras larga y rigurosa interpretación.
El sillón del poder es tan erótico que son muchos quienes se entregan en sus brazos, como si en ello les fuera la vida. Los principales políticos del panorama nacional e internacional están volcados y deseosos de tener cada vez un sillón más importante.
En la Universidad ocurre lo mismo: el sillón más grande y elevado, el que suscita más erotismo es el del Rector, y es importante que la persona que lo ocupa sea capaz de llenarlo como ocurrió con Villapalos  o con Peces Barba, no así con mi ex- alumno Rodríguez Marín  rector de la de Elche,  a quien el sillón le viene grande.
Después están los Decanos y directores de Departamento, también celosos ocupantes de un sillón; y no vean  lo que cuesta desalojar a algunos  de su sede. Hace algún tiempo se llevó a cabo la remoción de una decana, eso sí con “estilo universitario”, que quiere decir sin que se sepa, sin que se note, concediendo galardones si es preciso... Y fueron muchas las “lágrimas” que se derramaron como expresión de un amor, de una pasión hacia el sillón.
Y en cuanto a los directores de departamento, todavía no he asistido al abandono de un solo sillón, si no es para ocupar otro aún más elevado. Hay directores que ocupan el sillón prácticamente de forma vitalicia. En mi departamento, al que llamamos de forma coloquial “La Petra, hay también un eterno director, habilidoso donde los haya, que se las ingenia para promover la confrontación entre  los grupos como forma de   perpetuarse. Ya son cinco mandatos los que se ha echado al cuerpo, y no parece “quemado”, sobre todo ahora que se ha comprado un nuevo sillón estilo “ejecutivo-agresivo”. Este sillón debe valer un huevo, y tiene  fuertes efectos colaterales para la  exigua  partida  presupuestaria departamental, dado que se trata  de un sillón con todos sus “complementos”.
Los profesores universitarios también tenemos un sillón, de inferior categoría pero sillón a fin de cuentas. A los becarios les corresponde una silla, y en el caso de los alumnos internos un pupitre o taburete. Así es y “así debe ser” para que todo sea funcional.
Pero he aquí que la Petra, madre hacendosa, todo lo aprovecha; y el sillón desechado por su director, abandonado en un cuarto trastero, sucio y mugriento ha sido asignado, –como si de una reliquia se tratara-, al profesor  más antiguo y con más tramos,  y que más lo necesita. Este profesor, casualidades de la vida, se encontraba ya tres meses sin un sillón -por inhabilitación del anterior- a pesar de sus reiteradas demandas; y el sillón que fue del “poder”, aunque estemos hablando en este caso de un poder mezquino, mediocre y ruin, se ha convertido en la solución.
Claro que  al parecer, el “veterano” profesor no ha querido todavía sentarse en él, tal vez por aquello de no contaminarse de esa adicción al poder, y más cuando tantas decisiones de dudosa legitimidad se han tomado desde “el sillón de la Petra”.  Este hombre no quiere ningún sillón, y creo que está en su derecho, prefiere trabajar peripatéticamente o desde una silla-taburete que es con lo que cuenta ahora, antes que arrodillarse ante “el sillón del poder”.
Un alumno que observó la situación, le escribió a este profesor:” Recuerde que las cosas verdaderamente importantes, y que por ello han quedado marcadas en la historia, se han dicho de pié, no desde ningún sillón por importante que este fuese”. ¡Oye, pues es verdad!  

NOTA BENE: Esta columna publicada en Tribuna de EL MUNDO, fue muy comentada, y sirvió de divertimento en algunos Campus.
Traigo a colación el texto porque no sabemos qué hacer con “Coleta Morada que no quiere el poder, y el próximo Viernes, 4 de Marzo, presumiblemente, no habrá gobierno.
No pienso que sea una estrategia de adictos al poder. Aquí no hay trepas, ni oportunistas.