El Poder de un Sillón
Esto del sillón del poder es una expresión ya en desuso. Pero hay que reconocer que el
sillón está íntimamente asociado al poder. En la Psicología Analítica
se dice que si sueñas con un sillón es que deseas tener acceso a personas
importantes; Freud, hoy denostado en la academia con minúscula, elevó el
material onírico, que hasta entonces era cosa de videntes y adivinos, a la categoría de material científico tras
larga y rigurosa interpretación.
El sillón del poder es tan erótico que son muchos
quienes se entregan en sus brazos, como si en ello les fuera la vida. Los
principales políticos del panorama nacional e internacional están volcados y
deseosos de tener cada vez un sillón más importante.
En la
Universidad ocurre lo mismo: el sillón más grande y elevado,
el que suscita más erotismo es el del Rector, y es importante que la persona
que lo ocupa sea capaz de llenarlo como ocurrió con Villapalos o con Peces Barba, no así con mi ex- alumno
Rodríguez Marín rector de la de
Elche, a quien el sillón le viene
grande.
Después están los Decanos y directores de
Departamento, también celosos ocupantes de un sillón; y no vean lo que cuesta desalojar a algunos de su sede. Hace algún tiempo se llevó a cabo
la remoción de una decana, eso sí con “estilo
universitario”, que quiere decir sin
que se sepa, sin que se note, concediendo galardones si es preciso... Y fueron
muchas las “lágrimas” que se
derramaron como expresión de un amor, de una pasión hacia el sillón.
Y en cuanto a los directores de departamento, todavía
no he asistido al abandono de un solo sillón, si no es para ocupar otro aún más
elevado. Hay directores que ocupan el sillón prácticamente de forma vitalicia.
En mi departamento, al que llamamos de forma coloquial “La Petra”, hay también un eterno director,
habilidoso donde los haya, que se las ingenia para promover la confrontación
entre los grupos como forma de perpetuarse. Ya son cinco mandatos los que
se ha echado al cuerpo, y no parece “quemado”,
sobre todo ahora que se ha comprado un nuevo sillón estilo “ejecutivo-agresivo”. Este sillón debe valer un huevo, y tiene fuertes efectos colaterales para la exigua
partida presupuestaria
departamental, dado que se trata de un
sillón con todos sus “complementos”.
Los profesores universitarios también tenemos un
sillón, de inferior categoría pero sillón a fin de cuentas. A los becarios les
corresponde una silla, y en el caso de los alumnos internos un pupitre o
taburete. Así es y “así debe ser”
para que todo sea funcional.
Pero he aquí que la Petra, madre hacendosa, todo lo aprovecha; y el
sillón desechado por su director, abandonado en un cuarto trastero, sucio y
mugriento ha sido asignado, –como si de una reliquia se tratara-, al
profesor más antiguo y con más tramos,
y que más lo necesita. Este profesor, casualidades de la vida, se
encontraba ya tres meses sin un sillón -por
inhabilitación del anterior- a pesar de sus reiteradas demandas; y el
sillón que fue del “poder”, aunque
estemos hablando en este caso de un poder mezquino, mediocre y ruin, se ha
convertido en la solución.
Claro que al
parecer, el “veterano” profesor no ha
querido todavía sentarse en él, tal vez por aquello de no contaminarse de esa
adicción al poder, y más cuando tantas decisiones de dudosa legitimidad se han
tomado desde “el sillón de la Petra”. Este hombre no quiere ningún sillón, y
creo que está en su derecho, prefiere trabajar peripatéticamente o desde una silla-taburete que es con lo que
cuenta ahora, antes que arrodillarse ante “el
sillón del poder”.
Un alumno que observó la situación, le escribió a este
profesor:” Recuerde que las cosas
verdaderamente importantes, y que por ello han quedado marcadas en la historia,
se han dicho de pié, no desde ningún sillón por importante que este fuese”. ¡Oye,
pues es verdad!
NOTA BENE: Esta columna publicada en Tribuna de EL
MUNDO, fue muy comentada, y sirvió de divertimento
en algunos Campus.
Traigo a colación el texto porque no sabemos qué hacer con “Coleta Morada”
que no quiere el poder, y el próximo Viernes, 4 de Marzo, presumiblemente, no
habrá gobierno.
No pienso que sea una
estrategia de adictos al poder. Aquí no hay trepas, ni oportunistas.