“No es posible estar en puestos de gobierno más de ocho años sin corromperse”. Son palabras de un veterano político, retirado ya de la cosa pública. Hablábamos en plena calle de la política municipal y autonómica, y salían a colación concejales, alcaldes, consejeros y hasta un rector. Me tuve que poner serio; “no llevas razón”, le dije; “no es justo mantener bajo sospecha a personajes públicos, por el simple hecho de haber aumentado los ingresos, durante sus años de gestión…; no me creo que personas honorables, que han sido agasajadas y condecoradas en múltiples ocasiones; y que además presiden desfiles procesionales y pronuncian los pregones en innumerables fiestas cívico-religiosas, puedan estar implicados en irregularidades de esa naturaleza…”. Pero mi interlocutor, hábil polemista, me apabullaba con datos, referencias y hasta nombres, -también de su propio partido-, relacionados sobre todo con urbanismo y medio ambiente. He de reconocer que asistí a toda una lección magistral sobre la “política del ladrillo”, tema del que soy analfabeto.
No se me va de la cabeza aquella conversación ¡Qué necesidad tenía yo de contrariar a este buen hombre, uno de los pocos sabios que en mi barrio han sido! Cuando él hablaba de Totana, Librilla, Lorca, Murcia, Cartagena, Águilas, el Mar Menor, Cieza, San Javier, Torre Pacheco, la Unión, Los Alcáceres o Mazarrón…; yo, “erre que erre”, negaba la mayor.
Hoy, día largo y caluroso de Julio, meditaba yo en esos juegos “políticos” en los que nunca creí, cuando de repente, recordé la frase del vecino de la Flota: “Es posible hacerse rico con un sueldo de alcalde”. A medida que pasan los días, la infinita razón de mi vecino cobra fuerza en mi mente. “Camps se sentará en el banquillo”, dicen los periódicos en primera plana. “El ex-Consejero Marqués metió en sus cuentas 270.000 euros…” “Ahora no tengo una razón para dimitir, es una condena injusta…” declara el alcalde de Fortuna”. Noticias de la semana. Después me he entretenido en analizar sus gestos, sus expresiones verbales, y sobre todo la mirada. Y estoy en condiciones de afirmar, que mienten.
Los ojos son el espejo del alma; y los ojos de estos directivos influyentes expresan desazón, hostilidad y sobre todo miedo. Y ¿por qué estarán tan exasperados si se han hecho de oro? ¡Ya lo tengo!: llevan en el cargo más de ocho años y se han corrompido, en palabras del veterano vecino de mi barrio; deducción que no comparto, porque siguen habiendo en nuestro país, gobernantes decentes con muchos años de dedicación.
En cualquier caso, desde aquí emplazo al Secretario General de su partido: ¿Dónde estás que no lo has quitado ya? C debe irse; pero también M, E, H, N, S y V. Sí, sí, en plural; lo que os he contado, sólo era un botón de muestra ¡Que se vayan!
Mientras tanto, yo, cuando oigo hablar a estos políticos, me levanto y me voy ¡Qué bochorno, tú!