viernes, 7 de octubre de 2011

LA PASIVIDAD DE LA UNIVERSIDAD ES INQUIETANTE

Como profesor de la Universidad Pública durante más de tres décadas, estoy indignado. He comprobado cómo, cada vez más, se impone la ley no escrita de la sumisión, y son muchos los que callan porque temen las consecuencias de sus discrepancias.

¿Debe decir uno lo que piensa en la Universidad? Por propia definición es el lugar de la libertad y de la universalidad de las ideas. Hacer universidad es algo más que conceder títulos. Es sobre todo aprender a pensar, considerar casi todo desde perspectivas múltiples, poder escapar de las prisiones ideológicas… Pero aquí y ahora la pasividad de la universidad ante las Nueva Realidad es inquietante.

Por otro lado, veo a la mayoría de los políticos convertidos en falsos libertadores. La democracia que nació como lucha hacia la igualdad se está convirtiendo en una entelequia, precisamente por la degeneración intelectual y moral de nuestros políticos.Observo con interés el espectáculo de miles de jóvenes, mostrando su indignación ante una sociedad corrompida.