DE ORO

Recibo con emoción la noticia. La Universidad de Murcia, acaba de conceder la Medalla de Oro al último Alcalde de la Dictadura. Pensaba yo, torpemente, que no habría ya aciertos tan destacados como el Cuadro “De Cuerpo Entero” que la UMU dedicó al actual Portavoz del Gobierno Regional. Pero no, no; entre otras sabias decisiones está la concesión de la Medalla de Oro al último Alcalde de la Dictadura, Clemente García.

Después de una consulta con miembros del Consejo de Gobierno, encuentro méritos más que suficientes para que esta Institución tome tan singular acuerdo. Se trata de un Alcalde que tuvo la suerte de Gobernar a los murcianos durante la Dictadura. En democracia cualquiera gobierna, y no hay por qué conceder galardón alguno; pero tomar decisiones tan especiales como ocurría durante el Régimen anterior, indudablemente, tiene su mérito. El acierto y la capacidad de inventiva de los órganos de gobierno de la UMU al concederle el Oro, supera ya con creces a la UCAM, que con tanta destreza, dirige el Cardenal Mendoza.

Un profesor de Física, alude a las distinciones que esta universidad concede a troche y moche: “La cantidad de efusivas felicitaciones públicas que se reparten a diestro y siniestro en la UMU”… Y se queja de que han olvidado a Juan María Vázquez, nuevo alto cargo del Ministerio de Economía del Gobierno del Pepé. “No entiendo el motivo de este silencio institucional, que no sé cómo calificar”.

Lleva razón este profesor, al que no conozco. Ha sido un olvido inexcusable. Menos mal que han inaugurado el Aula de Remedios Maurandi en Trabajo Social y el Salón de Actos de la facultad de Química para el concejal Hermenegildo Lumeras de Castro; de lo contrario hubieran pasado semanas sin que la universidad tuviera su nuevo personaje galardonado. No se sabe muy bien si alcanzan la categoría de personajes, pero en cuestión de distinciones, es mejor que sobre, que no que falte.

Mi satisfacción por el rumbo que en estos tiempos de Crisis está tomando la UMU. Esta Universidad vuelve a sus orígenes. Nadie podrá cuestionar tan excelsos valores.