sábado, 16 de junio de 2012


MALDICIÓN DE ALCALDE
                                                       
 La “condena” pronunciada contra los subsaharianos por los alcaldes, tiene un carácter de maldición. No sé si soplaba el siroco cuando un avión llegaba desde Canarias al Aeropuerto de San Javier con inmigrantes. Sin duda en la Región de Murcia a esa hora se había extasiado esa humanidad característica de los alcaldes de la zona  con el uso de la vara,  que habían  estado varios años sin usar.

La prensa nacional daba una noticia de alcance que quiere ser solución: “El Alcalde de Murcia da orden de detener a los subsaharianos”. Al leerla me dije, este alcalde tiene un plan.  Mientras,  el edil de San Pedro del Pinatar,  con mejores sentimientos, les obsequia  con un “paseo” en autobús hasta la misma sede de la Delegación del Gobierno; porque  hay que “dar al Cesar lo que es del Cesar”.

Después comparecen  los ediles de Torre Pacheco, Fuente Álamo, San Javier y sobre todo la Alcaldesa de Cartagena hablando de “humanidad”, “trato vejatorio”, “clima de tolerancia”... con una unción que encoge el alma. ¡Qué escenas tan llenas de ternura! Algunos apelan incluso a “Jesús Abandonado” que nunca estuvo tan desvalido.  Pero ¿de quién son los inmigrantes? ¿Del Cesar o de Dios?  El asunto empezaba a cobrar tintes paranormales.  Y todos compiten y rivalizan en proponer soluciones “políticas”,- nunca mejor dicho-, al problema de  la inmigración.

Las reacciones han dejado al desnudo el alma murciana: vengadores, compasivos, resentidos, generosos, hipócritas, magnánimos o empecinados los ciudadanos  van emitiendo su veredicto sobre inmigrantes y  alcaldes. Cada murciano es un tribunal de apelación. Aquellos que apoyaban el acuerdo entre populares y el Gobierno Canario, son ahora los más justicieros. Y los otros,  que han prometido ordenar lo que estaba en desorden, tienen que tirar de hemeroteca para recordarnos que el origen oculto de los hechos viene de lejos. Así es la almadraba para pescar “atunes del Mar Menor”.

La experiencia solidaria del ladrillo,  de los alcaldes que han salido a la palestra, -todos con el mismo signo, -¡ya es casualidad!-; ha convertido a “Murcia Acoge” en una entelequia.  La inmigración tiene carácter de maldición.

Post Data
 Leo en el País hoy 16 de Junio: “Los inmigrantes se convierten en chivos expiatorios de la Crisis… Las palizas a inmigrantes son algo cotidiano, y los matones organizan patrullas en los barrios”. Y más. “Miedo, balas y neonazis andan sueltos” titula el periódico. Está hablando de Grecia. Pero “España no es Grecia”, expresan a coro los políticos (todos), esta vez con voz ahuecada. No me tranquilizan las declaraciones de estos políticos que cada día dicen una cosa diferente, como si fueran banqueros.

Esta mañana, a punto de llegar al barrio de la Flota, me dice el taxista: “Don José, (y por qué no me llamará Pepe, mira que se lo he dicho veces), las cosas están muy mal, y peor que se van a poner. Pronto estaremos como en Grecia”. Hombre, Manolo, no me asustes, que quiero pasar este fin de semana relajado.
Me habla de la necesidad extrema en que se encuentran algunas familias, del Aeropuerto de Corvera que él considera innecesario, del Tranvía que va a la Nueva Condomina. “Mire usted, mire usted por donde viene el tranvía, trae a cuatro personas, y sabe usted lo que ha costado?... ¿Y del Alcalde qué me dice?...

Llego a casa, y me tumbo en el sofá, ¡es demasiado para el cuerpo! Una imagen queda fija en mi cabeza: inmigrante, inmigrante, inmigrante… Aquí en Murcia acaban de pegar a uno inmigrante, y esto no es tolerable. Déjame que diga, al menos como  desahogo: ¡Un inmigrante es como un murciano, si no más!
Pero ni yo mismo me lo creo. La inmigración tiene carácter de maldición.