martes, 15 de diciembre de 2015


INDECISO POR CONDOLENCIA

Sólo dos veces en mi vida he asistido a un Meeting, la primera en Barcelona donde residía durante las primeras elecciones. La multitud reunida allí para escuchar a oradores que habían sido vilipendiados por el Régimen Anterior, era inmensa. Yo no acababa de encontrarme a gusto cuando la gente gritaba: "se siente, se siente…”. Ningún político me ha conmovido nunca.
En este diciembre (2015) he repetido experiencia, es decir treinta y ocho años después. Caminando, a pesar de disponer de un “tranvía a ninguna parte”, me fui a escuchar al líder. Logré acercarme lo más posible a la tribuna, y empecé a observar. Como investigador del comportamiento humano, me encanta estudiar a los políticos y estuve analizando los gestos, las expresiones verbales, y sobre todo los improperios que se lanzan.

Lamentablemente en el meeting de Barcelona entonces, no sentí nada; pero la experiencia de ahora ha sido aún peor. Lo que he experimentado ha sido condolencia. El “estilo-Acebes-Monederose ha impuesto  en toda la clase política; y lo que es más grave, está cundiendo en la sociedad, incluidos los más jóvenes. Qué les dirán a estos chicos, sus  profesores de enseñanza primaria, secundaria o universitaria; ya que hay de todos los niveles entre los candidatos. Cuando vuelvan al aula, los alumnos no les creerán. Si hablan de tolerancia y respeto a las reglas de juego, y más todavía  de solidaridad con el más próximo, les parecerá una broma. Y es que, los chicos hacen lo que ven hacer, no  lo que  les dicen que hagan.

Diecisiete veces en un meeting nombraron al adversario ¿Desconocen estos aspirantes, -que nos quieren gobernar en ocasiones a perpetuidad-, que cada vez que se nombra al “diablo”, se conjura su presencia?  Y efectivamente, cada vez que le nombraban, la figura del otro crecía hasta alcanzar tamaño de gigante.

A falta de asesores, que vengan a mis clases, diré modestamente. Allí enseño cómo funciona el fantasma. La psicología del fantasma les paraliza o les lleva al autoengaño. Algunos no tienen nada interesante que decir, y los hay que cada vez que abren la boca provocan abstención.

En mi caso seguro que votaré, pero yo soy un indeciso por condolencia.  Veo a los cuatro “jinetes del apocalipsis”, cargados de marketing, errar por los platós de Televisión, y  he dicho muy bajito para que no me oigan: ¿ Nos estarán engañando otra vez?