Prima ómnium arborum est
Al-Udri,
cronista árabe, cuenta que existía un olivo junto al castillo de Miravete, en
la jurisdicción lorquina, que florecía siempre la última noche del mes de
Abril; y en el transcurso de la misma, antes de llegar a la alborada que daría
paso al primer día de mayo, ya se habían formado las aceitunas.
Era
tal el número de personas que acudían en romería a presenciar el prodigio que
se decretó talar el olivo, pero este rebrotó.
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No
sé si tiene algún fundamento lo que relata Al-Udri, pero lo cierto es que la
olivera tiene una fortaleza enorme. Bien podríamos aprender de ella para hacer
frente a las dificultades de la vida.