viernes, 24 de junio de 2011

JOVEN Y MUJER

Uno de los mayores motivos de fascinación es observar las sorpresas positivas que nos da la vida. El Presidente del Gobierno es genial, aunque en ocasiones nos haga comulgar con ruedas de molino. Era imposible aguantar tres años más a una ministra de igualdad, que sonríe a destiempo; y Zapatero, con buen criterio suprimió el ministerio.

Confieso que estoy de duelo por la juventud perdida. A mi edad se ven las cosas de otra manera y cuesta digerir las genialidades de esta joven ministra, ahora directora general. Pero, yo que inevitablemente e inadvertidamente me he hecho mayor, me he dado cuenta que la edad es una cuestión política. Es el último prejuicio que queda por conquistar.

La vida no para, no espera, no avisa. Esta debe ser la causa de que tenga que ser joven. En este sentido, lo está haciendo bien, porque cada vez que habla, logra distraer al ciudadano de lo importante: la crisis económica, el paro, la inmigración, la igualdad…, ¡y eso relaja!

Me parece estupendo que sea mujer, pero ¡que manía en que tenga que ser joven! La edad, a pesar de lo que digan algunos políticos, es un estado de la mente, una conciencia de las cosas, un arte de vivir. Yo hubiera propuesto lo contrario, si de aportar sabiduría al Gobierno se trataba: viejo, y con ideas, como en la selección española de fútbol. Las defensas maduras son un indicador fiable de saber vivir, que es lo más urgente si se quiere acabar con las desigualdades. Se equivoca quien nombra ministro a quien no ha vivido.

Toda la importancia que este gobierno da a la juventud, no me la trago. Yo abrazo la vejez. Esos ancianos, para los que no existe ministerio de igualdad, son seres humanos que han logrado librarse del éxito, eso que generalmente, convierte a quien lo alcanza en un cretino.
La estética del perdedor me encanta.