Hartazgo insufrible
Leo El País, -mi periódico de siempre-, y observo que ya no es mi
periódico.
Compro el Mundo -que nunca
me gustó- pero publica mis escritos.
Por supuesto no veo la TV. Ni siquiera la
Sexta; tengo fobia a los predicadores.
Una intervención semanal
en Onda Cero “La Firma”, sobre
Psicología Social y de la Salud, me basta para mantener el pulso con las
inquietudes de la gente.
Pero en la Radio no hablo
de corrupción, ni de engaño, ni de los políticos de vía estrecha que hay en la
Región, ni del “nido de mediocres”
que pasan sus días de forma placentera en la Consejería de Educación, ni del
Nepotismo en la Universidad y la incompetencia de algunos “mandarines” que se perpetúan en los cargos con una frivolidad que
espanta. Los Rectores, por lo visto, no se enteran.
Claro que mi “discurso” no
es aséptico. En positivo, trato de dar las claves para una vida saludable y
comprometida. Los ciudadanos deben tomar medidas para no contaminarse con las
simplezas que se propagan a diario.
En fin, amigo Fabio, estoy
en una situación de hartazgo insufrible; convencido de que las proclamas de los
políticos y los mensajes de los medios en general son patógenos, en este
momento. Su toxicidad es extrema.
Pero no podemos permitir que
nos condenen a un futuro sin política.