jueves, 10 de enero de 2013

El Acosado
Convertirse en acosado es relativamente fácil, se trata de señalar a la víctima, hacerla culpable de algo y después demostrar que lo es. Cualquiera puede en un momento estar en el punto de mira, tan sólo por negarse a ser manipulado, inspirar celos, o tener una cualidad muy destacada. Pero hay personas susceptibles de sufrir acoso institucional. Voy a señalar algunos rasgos que nos den idea del perfil psicológico del acosado:
Una de las características del acosado es la autenticidad. Se plantea el sentido de la vida. Persigue ante todo la autorrealización y el autoconocimiento. Es una persona comprometida con sus propias dinámicas de desarrollo.
La inocencia. No es capaz de dañar. Tiene cierta incapacidad para descubrir las intenciones ocultas de los demás. Prefiere puestos que le permitan aplicar su capacidad empática, mientras que el acosador gravita hacia puestos en los que pueda ejercer su control tanatofílico.
Dependencia afectiva. Necesidad de ser querido y aceptado. Esto condiciona a la víctima a mantener relaciones interpersonales que debería evitar.

El acosado es una persona que necesita proteger y conservar sus lazos interpersonales, incluso ante la evidencia de que son un peso negativo. La familia y el sistema educativo le han repetido hasta la saciedad que el bien triunfa, que si hace lo correcto se le reconocerá y se le recompensará. Este mensaje no es malo, pero es imperfecto, y hace que tenga una visión ingenua de la vida. La realidad no es así. “Los que trabajan y se esfuerzan obtienen el éxito”, como diría una operación triunfo cualquiera, no es cierto. Desgraciadamente el triunfo no es de los que lo merecen.

La vida que nos presentan a diario los medios es mala, solitaria desagradable y corta. Es una fantasía pensar que la razón y el bien siempre ganan. La Escuela debería incluir entre sus materias otras dos: Razonamiento y Realidad. El joven acosable que estudia en nuestras universidades cree erróneamente que se prepara para el mundo real, cuando en realidad se prepara para aprobar un examen.

El acosado suele ser una persona que trabaja, se concentra en el rendimiento y espera una recompensa por el trabajo bien hecho. El acosador, por el contrario, se concentra en que sus jefes tengan la impresión de que ha hecho un buen trabajo. Cabe señalar más diferencias:
.Si el acosado es listo, el acosador es vivo.
.Si el acosado es capaz, el acosador es astuto.
.Si el acosado es hábil, en su trabajo, el acosador es hábil en atribuirse el mérito.
.Si el acosado es diligente para la organización, el acosador lo es en su beneficio

Debajo de la interacción acosador-acosado subyace una verdad capital sobre las relaciones humanas: la capacidad del acosado supone una amenaza para el progreso personal y el éxito del acosador, y este lo sabe perfectamente: “Ojo con este tipo, mejor que te lo quites de encima”. Resumiendo, quiero destacar tres grupos de personas susceptibles de sufrir acoso institucional:
-Los envidiables. Personas brillantes y atractivas que con su mera presencia amenazan los sentimientos de superioridad del mandarín de turno.
-Los vulnerables. Individuos con alguna peculiaridad o defecto, o simplemente necesitados de afecto y aprobación.
-Los amenazantes. Activos, eficaces y trabajadores que ponen en evidencia lo establecido y pretenden implantar reformas.
En la era de las negociaciones, las comunicaciones rápidas y la economía global, donde se nos pide rendir al máximo, no resulta fácil detectar a tiempo el origen y desarrollo del mobbing, pero es de capital importancia hacerlo.