EL ARTE DEL PLACER
Lo más precioso a lo que puede aspirar un hombre es a que su vida tenga sentido, y la única manera de lograrlo es el Placer. La privación del placer tiene un efecto muy doloroso: el estrés con todas sus consecuencias: neurosis, trastornos psicofisiológicos, búsqueda de sucedáneos... Una familia o una sociedad que no proporciona a sus miembros placer y medios para crear placer no es equitativa, estable, ni funcional.
La ética del placer no necesita castigos. Sólo
una persona frustrada es capaz de hacer daño. Las violaciones, el acoso
laboral, los malos tratos..., constituyen un comportamiento de
personas que no han aprendido el arte del placer. El individuo que
experimenta placer tiende a querer ser también hombre libre, ciudadano.
Si la gente pudiese experimentar placer, habríamos encontrado la clave
para curar las depresiones, los trastornos cardiovasculares, los
egotismos, y todos los comportamientos y actitudes que englobamos con la
expresión “mala persona”. El placer es relación, intimidad, ternura,
espiritualidad… Es lo que confirma la calidad de persona. El placer es
un arte y como todas las artes, se aprende.